Yo era un buen lobo, ayudaba a lobitos abandonado, donaba mi dinero, cocinaba galletitas para repartir a los pobres en navidad.... Hasta que un día...
Esa caperucita.... De capa roja, con tatuajes escondidos en zonas prohibidas, violenta aunque lo disimulaba muy bien, se cruzo por mi camino. Y me grito desafiante: - Juguemos a quien mata primero a mi abuelita...
Yo me negué rotundamente:
-No caperucita, yo no soy un asesino, es mas, no soporto ver a mis compañeros lobos matando ciervos, me he hecho vegetariano hace diez años!
-Esa vieja pesada ya me ha sacado de quicio, de hoy no pasa, pero que no me entere viejo lobo que lo has divulgado en el pueblo, o no vivirás para seguir contando el cuento!!!
-Caperuza, tan mala te has hecho?
-Je...
Caperucita desapareció de mi vista rápidamente, a pesar que su canasta llevaba lindas flores, yo ya suponía qué escondía entre ramos y pétalos...
No pude soportar la idea de que una viejecita tan tierna como la abuela de caperucita muriera asesinada por su propia nieta, y corrí para impedirlo, como yo conocía bien el bosque gracias a mis andanzas de pequeño, tome un atajo que me conduciría en la mitad del tiempo.
Cuando llegue a la casa de la abuelita, efectivamente aun caperucita no había llegado.
Así que entré y le avise a la abuelita:
-Abuela de caperucita, corra y avísele a quien encuentre más cerca que caperucita se acerca a matarla!!
-Oh, mi nietita, yo sabia que la mala junta...
-Corra abuelita, ya habrá tiempo de hablar, yo ya idee un plan para atraparla.
Así que la abuelita corrió a avisarle al leñador que vivía no muy lejos.
Busque ropa de la abuelita, y me disfrazé de esta última.
Si bien me veía un poco más peludo, más delgado y colorido, caperucita no notaria la diferencia, todos en el pueblo sabían que tenía severos problemas de visión, y no le gustaba llevar anteojos.
Me metí en la cama, me tapé casi todo, menos la cara. Y esperé que llegara caperucita.
Cuando oí que se habría la puerta y vi entrar a caperucita, con esa apariencia de niña buena...
La niña se acerco y comenzó a insultarme, probablemente creía que era su abuelita, tal como yo lo había planeado.
-Que cara tan larga tienes, y que feas manos, y que mal aliento!!! Eres una mugrosa abuela inmunda!
-Nietita, te extrañaba tanto...- Yo me moría de odio, que niña tan mala era.
-Oh, que has comido? Tu aliento esta verdaderamente sucio, pareces el lobo ese que me cruce hoy, y que me quiso robar, me dijo, me das tu dinero o te como!!
Yo ahí ya no aguante mas, era una niña mentirosa y pervertida. Abrí mi bocota y por primera vez en diez largos años, volví a comer carne.
Cuando caperucita desapareció de mi boca, yo entre en razonamiento, había comido a caperucita, y se me vendría una tormenta, intente huir, pero me cazaron en la puerta, la abuelita estaba furiosa, y me golpeaba con su puntudo zapato, y el leñador golpeaba mi estomago pretendiendo que vomitara a la malvada niña. Obviamente la vomite. Y al hacerlo me desmaye.
Cuando volví en mi, me encontre en el bosque, sintiéndome muy pesado, y viendo las caras sonrientes de la abuelita, el leñador, y la malévola caperuza.
Efectivamente, tal como lo cuenta el poco verídico relato, me llenaron la panza de rocas, lo que me produce un severo malestar estomacal.
La malvada caperuza me gano el juicio, me multaron con cincuenta mil dólares, lo que enriqueció a caperucita, y me empobreció a mi, obviamente, me prohibieron acercarme al pueblo, lo que me dificulto conseguir vegetales buenos, por lo que mi dieta hoy se basa en pétalos de flores y pasto. Sigo fiel a ser vegetariano.
Como sabrán, la razón por la que les cuento esta historia es por hacer justicia . La malvada caperucita sigue viva, y es un peligro para la sociedad, creerme o no, esta en ustedes. Sean felices...para siempre.