Desde el día 6 poniéndome los dos que me han traído los Reyes Magos este año.
El Casio es un G muy poco visto, un G-Cool de 1998 que me han traído de estreno a estas alturas. Me gusta mucho que sea un G-Shock invernal, mi segundo G con un módulo preparado para 20ºC bajo cero. La estética es muy invernal, todo blanco y gris claro, y muy de su época, parece una nave de la segunda trilogía de la Guerra de las Galaxias, que salió en esa época. El nombre G-Cool es un juego de palabras; realmente se refiere al frío por su módulo Low Temp, es uno de los significados de cool, pero juega con otro de los significados por ser un G más refinado, urbanita y sofisticado que los típicos G más brutotes de los 90. Además del módulo para el frío y de su estética tan rara hoy día, es un Data Bank de los buenos, con agenda telefónica y, como el DB-520, con agenda de eventos, pero este no 50 eventos como el DB-520, sino para 100 nada menos, como tener hasta 100 alarmas con fecha y hora, un sonido especial y el cartelito que le quieras escribir. Me gustan mucho los Data Bank, ya tengo varios, y yo sí los uso aunque haya móviles, como uso todo lo que tienen mis relojes.
El reloj con su dotación, su caja original también muy diferente de las habituales de G-Shock y su manual, completísimo como siempre en Casio y perfectamente traducido al español. Una vez más, estrenar estos relojes es como un viaje en el tiempo. Además es una rareza de los 90 y un invernal más, que me encanta usar en esta época del año.
El Seiko me lo pongo todos los días desde que lo estrené en Reyes, me tiene encantado. De los Seiko que más me han gustado en los últimos años. Ya lo conoceis, este Presage Reserva de Marcha es un modelo de hace algunos años, y he tenido la suerte de que los Reyes Magos me hayan conseguido uno aún nuevo, de los últimos que se fabricaron hasta hace poco.
Su 6R27C va como un tiro; independientemente de su ajuste, que ha venido muy bien, ya me va dando la impresión de tener algo más de precisión que los 6R15 y 6R35, de ser más estable y repetitivo en su funcionamiento, quizá por las 28.800 alternancias, o quizá todavía es pronto para comprobarlo y habrá que esperar a cambios de tiempo y de condiciones. En cualquier caso funciona muy bien y me gusta tener por fin un Seiko con reserva de marcha después de varios relojes con esta complicación. Por cierto, que en teoría tiene unas 45 horas de cuerda, pero es capaz de llegar hasta 50 horas reales de reserva de marcha, lo que no está nada mal para un 28.800 alternancias/hora, comparado con un eta 2824-2 por ejemplo, que llega a alrededor de 40 horas.
Es uno de los relojes de la familia Presage con los que Seiko, en los últimos años, ha homenajeado a su Laurel de 1913, el primer reloj de pulsera de la manufactura japonesa y de Japón. Homenajeado, pero no copiado, que son cosas muy distintas. Es un Seiko Presage, no un Laurel, y por ello como buen Presage aúna tradición y modernidad, con un estilo muy clásico, evidentemente inspirado en detalles del Laurel, como los bonitos números Breguet, el 12 rojo, la esfera blanca con agujas azules, corona al estilo de los relojes de bolsillo y primeros de pulsera de principios del s. XX, pero con un calibre automático moderno y avances que han traído los tiempos, como el zafiro o la reserva de marcha. Me encanta el guilloché, que tampoco tenía el Laurel pero a este reloj le sienta de maravilla, y la gran y profunda S firmando la corona, que tampoco tenía el bisabuelo pero es algo muy bonito que ha caracterizado a varios Presage y SARB, o el infinito segundero azul con su cola acabada en media luna, precioso y elegantísimo, que tampoco tenía obviamente el Laurel, de segundero a las 6. Lo dicho, estos Seiko no son copias del Laurel, sino homenajes inspirados en aquel, y este es de los que más me han gustado siempre.
Me gusta mucho el estilo del reloj, y en particular detalles como el guilloché, con un patrón vertical de espiga muy elegante que abarca toda la esfera, que para los japoneses representa un jardín zen; también las agujas hoja de sauce, muy clásicas, van muy bien con los números Breguet y tienen un azul que cuando aparece con la luz se ve precioso; el doce rojo, típico de muchos relojes de trinchera de la época del Laurel, y que aparte de quedar muy bonito, cumplía la función de hacer más clara y fácil la lectura del 12 en las situaciones más confusas y difíciles en plena batalla, para facilitar a los soldados la lectura de la hora o la sincronización de los relojes. También es muy bonita la pieza metálica sobre la que están los índices de la reserva de marcha, de acero satinado con el borde interior biselado y pulido, y en vez de rayas pintadas, unos puntitos que se ven brillantes para indicar las horas que quedan. El abanico de la reserva de marcha y la subesfera de la fecha tienen, además, un fondo con un tono ligerísimamente más plateado que el resto de la esfera y con su propio efecto rayos de sol, y el borde metálico. Estos detalles dan mucha sensación de calidad en este reloj, así como el volumen y el brillo que se aprecia en los números en ocasiones. Las notas de color en las agujas y en el 12 son la guinda del pastel, precioso.
La correa está a la altura del reloj, elegante, con un diseño y un tono de marrón muy adecuados para el reloj y muy cómoda. El cierre desplegable está bien hecho, es elegante, tiene buen tacto en los pulsadores y conserva la correa en buenas condiciones. Como es habitual en los relojes japoneses, con el reloj puesto la punta de la correa queda hacia adentro, lo que algunos llaman "llevar la correa al revés". Realmente no es tan raro, y no solo Orient y Seiko montan así sus correas con desplegable, sino por ejemplo también nada menos que Patek Philippe. Así que cuando alguien crea que su Seiko o su Orient tienen la correa mal montada, no es eso, es así.
Llevarlo puesto es un placer, además de ser un reloj bonito y elegante es muy legible. Como en el viejo Laurel, las agujas azuladas se ven muy bien sobre el fondo blanco, los números en todas las horas también facilitan la lectura, y el 12 rojo ya es la guinda en este sentido, algo como el triángulo en los relojes de piloto, enseguida se sitúan las 12 aún con la vista mal y en cualquier postura. Por eso es un reloj bonito y práctico. Y muy práctica también la indicación de la reserva de marcha, la única forma de saber cuánta carga le queda al reloj automático si no lo tienes puesto continuamente, te mueves poco, lo alternas con otros, o lo coges tras horas de reposo.
No me canso de mirarlo, los Reyes Magos han sido muy generosos conmigo.