Centro Relojero Pedro Izquierdo

Adivina Adivinanza

RoyalMarine

Member
Esta adivinanza ha estado muy muy didactica!!!!!!!

puede ser un util para levantar puentes de la platina :dudoso:



saludos!!!!!!!!!!
 

Andypinto

New member
Viendo la foto de los Marlboro que puso Pedro, ¿no los usará para pinchar los filtros de los cigarrillos y fumárselos hasta el final?...:he:
Bromas aparte, creo que los compañeros han dicho todas las posibilidades mas o menos obvias, asi es que este Adivina Adivinanza se esta conviertiendo en un apasionante misterio...:scrito:
Un abrazo.
 

Eusebio

Well-known member
Sin duda ninguna esa herramienta se utiliza para "pinchar" olivas rellenas, con hueso, tacos de jamón y queso y el resto de las delicatessen que queráis imaginar. :scrito::scrito::scrito:

¿A que he ganado, a que sí?.
 

Nokland

Active member
Probemos suerte de nuevo: usadas ambas a la vez, ¿para colocar el puente del tren de rodaje?
 

Claudio

Baneado
Después de ver su tamaño me reafirmo en una de las utilidades que dije: limpiarse las uñas. Si no se tienen uñas, también pueden servir para levantar las anillas de los cierres de las latas o botes de refrescos o de cerveza. Aunque también pueden servir, como también ya dije, para extraer la carne de los caracoles de su cáscara para comerlos, a lo que sumo bígaros, berberechos y demás especímenes del mar. Sí, especímenes se escribe con el acento en la i. Es de las pocas excepciones a la regla general de que las palabras deben llevar el acento en la misma sílaba, tanto en su singular como en su plural. Las otras excepciones son regímenes (régimen), caracteres (carácter) y oximorones (oxímoron). Este último es invento mío, y no aparece reflejado como excepción en ningún manual, ya que también se puede decir, pero de forma irregular, oxímoros. También pueden servir para aplicar calor a algo que lo necesite, calentando previamente la punta o extremidad de la barra metálica del instrumento o ferramienta. O bien, poniendo en su extremo en la parte a modo de cucharilla una sustancia que se quiera calentar o derretir como, por ejemplo, algún producto luminoso para darle a las agujas, saetas o manecillas de los relojes. La fuente de calor bien podría ser el mismo instrumento que se utiliza para prender fuego (más bien, para prender brasa) a los pitillos o cigarrillos que se muestran en la fotografía. La marca de los cigarrillos es indiferente. La marca del encendedor también es indiferente. Lo único que sí importa es la calidad de la materia luminiscente a emplear. Creo que se puede llegar al rojo vivo en el calentamiento de la diminuta palanquita sin que se deforme dicho instrumento. Supongo que se le podrá llamar ferramienta, ya que posiblemente esté elaborado el objeto de algún material ferroso, ya fierro, ya acero o cualquiera de sus derivados. Si en vez de ferro o fierro le llamamos hierro al material de que formado esté este instrumento, la ferramienta se debería llamar herramienta, con hache de hierro, no con efe de fierro o de alguna otra sustancia ferrosa o ferruginosa. Dicen los expertos de la Real Academia Española (no, pero sí, o también, de la Lengua) que el término sustancia también puede escribirse como substancia, sin variar ni un ápice o mínima parte su total o pleno significado. Hay que hacer notar, ya que ha salido a colación la palabra o término “significado” que su, etimológicamente hablando, origen, es el mismo que el de señal (hay una marca de dentífrico que se llama así, pero a la francesa, haciendo la eñe como “gn”, “signal”). Los franceses, que ya se sabe la inquina que nos tienen por estar organizando todos los años torneos deportivos para que los ganemos siempre o en la mayoría de las ocasiones los españoles (¡no escarmientan, año tras año siguen con el Tur y con el Rolán Garrós!) se quedaron, en la evolución de su lengua desde el latín, a mitad de camino. Por ello, a ellos no les llegó la magnífica letra española (y a mucha honra para nosotros, que encima no la tenemos que compartir con nadie, salvo con nuestros hermanos americanos, guineanos, filipinos…, que hablan nuestra hermosa lengua cervantina) eñe. Así, para decir España, con lo fácil que es de hacer, dicen Espagne aunque, eso sí, lo pronuncian como si fuera una eñe pero que les da vergüenza escribirla. ¡Ay de quien se avergüence de lo que habla! Los españoles tenemos la dichosa ventaja sobre los que disponen de otro instrumento, llamado lengua, para comunicarse, que escribimos lo mismo que decimos. Por ejemplo, decimos pan y escribimos pan. Decimos vino y escribimos vino. Decimos queso y escribimos queso. Pero los franceses, ¡ay los franceses!, para decir pan dicen pen, aunque escriben pain, para el vino dicen ven, aunque escriben vin, y para el queso, cosa que se ve, se detecta, se huele, que es queso, nada más obvio que eso, dicen fromage; pero ni siquiera se atreven a decir fro-ma-ge, tal como lo escriben, sino que dicen algo así como fro-mach. Como son tan chovinistas ellos, lo de llamar al queso fromach será porque así empiezan con las primeras letras del nombre de su país "France o la France". Que tampoco le dicen la-fran-ce, sino la frans. ¡Cómo van a ganar "le rolán garrós" sino incluso se avergüenzan de su idioma! La palabra idioma, aunque muchos piensan que se trata de una oración disyuntiva ("Idi o Ma"), no lo es. Tampoco lo es idiota ("Idi o Ta"). Idiota es todo junto. También hay quienes creen que Pi i Margall eran dos escritores: Pi i (o y) Margall. Tampoco tuvo España dos Nobeles (o Nóbeles, no se pone la gente de acuerdo en este aspecto) coetáneos de Golgi, quien también fue galardonado por inventar un aparato “celúlico” al que bautizó con su nombre. No. Sólo tuvimos a uno, que se llamaba Santiago Ramón y Cajal. Ramón y Cajal pertenecían los dos a Santiago, no a dos fisiólogos distintos. Moratín no era el pueblo de procedencia de Leandro Fernández, aunque a Leandro Fernández se le llamase "de Moratín". Me parece que era de Madrid. Madrid, como todo el mundo sabe, hasta los extranjeros de fuera de España, es una villa. Sin embargo ahora nos llamamos ciudadanos, no villanos. Villanos son los de la ville de París (¡hasta en eso demuestran su espíritu de contradicción los franceses, en vez de llamarle villa a su capital, le llaman ville. Quizá sea para que a los parisién (curiosa palabra, no tiene plural) no se les llame villanos, aunque lo sean, sino villenos. Así, muchos se apellidan "de Ville". Creo recordar que hasta un modelo de reloj de la casa (¡hasta eso cambian los franceses; dicen la mesón, aunque escriben la maison) Omega se llamaba así. Me parece recordar que era de la Época del Cuarzo. En esto de los relojes hay épocas o eras, como en la Historia. En la Historia existe la Era Glacial, la Era Moderna, etc. En el mundo de los relojes hubo (no en orden cronológico, o sea, siguiendo las pautas marcadas por el dios Cronos) una Era de la Sombra (gnomones), otra Era de la Arena (ampolletas) (bonito juego de palabras: "era... are..."), otra Era del Agua (clepsidras), otra Era de la Piedra o de las Catedrales (de grandes máquinas mecánicas. Nota: Como en los países musulmanes no había catedrales, tampoco había relojes de torre; en la selva amazónica, tampoco; así como tampoco en el Sáhara ni donde habitaban los esquimales, ya que los iglús no soportaban el enorme peso de aquellos relojes tan campanudos, nunca mejor dicho). Después pasamos a la Era de la Faltriquera (grandes pelucos que se guardaban en un bolsillo delantero del chaleco sujetos a una cadena para que no los robasen, aunque había verdaderos “doctores” expertos en abrir sus cierres). Como había que llevar chaleco para poder llevar peluco, quienes no disponían de chaleco (habitualmente las clases sociales más humildes), no podían saber autónomamente la hora que era; es decir, no llevaban peluco. Se enteraban de la hora que era cuando sonaban las campanas del reloj de la catedral o iglesia más cercana. El no llevar reloj tenía una ventaja: no era posible que le robaran a uno lo que no llevaba. Lo de tener un reloj de torre en el pueblo era una cosa muy práctica. Por eso quien disponía de dinero normalmente compraba uno para que lo pusiesen o ubicasen en la construcción o edificio más alto del lugar. Así, los obreros podían saber la hora en que debían entrar y salir del tajo y no acabar la faena antes de tiempo. ¡Cómo se aprovechaba entonces la jornada laboral! Hay que hacer notar que algunas Eras de los Relojes coexistían (y coexisten). No eran ni son incompatibles entre sí. Después vino la Era del Reloj de Pulsera o de Muñeca, que es en la que nos encontramos. En esta Era hay varias suberas: la Mecánica (ruedas y muelles), la Electromecánica (lo mismo que la anterior pero también con imanes), la de Cuarzo o Pilas (sin, o con, ruedas, pero con pilas o baterías), la Electrónica, la Cineticoeléctrica, etc. Antes hablábamos de los franceses y de los esquimales y de los iglús (recuerdo esto para no perder el hilo). Pero… ¡anda que los ingleses y sus descendientes símil-parlantes! A estos también les gusta retorcer las palabras. De una esquimal tan sencilla, de tan solo cuatro letras, como iglú, han de hacerla con cinco letras y, además, una repetida para, al final, decir lo mismo que los que hablamos español: “iglú”. ¡Mira que...! Ahora…, esto sí, como lo cortés no quita lo valiente, hay que reconocer que para escribir el material de que están construidos los iglús, los anglohablantes utilizan tres letras, mientras que los castellanoparlantes utilizamos cinco y, encima, una no la pronunciamos, ¡hay que joderse! Aunque, por otro lado, también hay que decir de los angloparlantes que, aunque escriben “ice”, pronuncian “ais”, mientras que los hispanohablantes escribimos hielo y decimos ielo. Lo bueno es que ya digamos ielo o ya digamos hielo, quien nos escucha pronunciarlo, perciben lo mismo, se nos entiende igual. Como sobre gustos no hay nada escrito, a mí me gusta más decir hielo como se escribe, con hache. Siguiendo con lo de los franceses, lo de la hache y lo de la historia, sabemos que escribimos historia y decimos historia, pero los franceses escriben histoire y dicen istuar. Los alemanes…, no lo sé ni mi importa. Lo que sí sería interesante es saber comunicarse con los chinos y con los japoneses en sus respectivos idiomas, puesto que, al parecer, el futuro de los relojes está por aquellos barrios. Sobre todo en China. Respecto a China diré una cosa. Me han fastidiado. Resulta que toda la vida estuve llamando Pekín a su capital y ahora nos vienen con que se llama de otra manera. ¡Pues yo, a los perros pekineses, les seguiré llamando perros pekineses! No me da la gana de llamarles tiannameses. Hablando del Extremo Oriente: bien harían los suizos en poner pies en pared y no dejar que aquellos de ojos rasgados les mojen la oreja en esto de la industria relojera. Volviendo al principio, o sea, a lo de la palanquita y el fuego, diremos que fue en China donde se inventó la pólvora. Tras la pólvora vino la nitroglicerina, mucho más potente que la pólvora, pero muy inestable. Tan inestable era que, si caía al suelo un reloj de aquella época, la de antes del Incabloc (que fue pregunta de otro aporte de don Pedro Izquierdo), junto a un poco de nitroglicerina, antes explotaba ésta, que se rompiera el eje del volante del reloj. Gracias a la nitroglicerina, Alfredo el químico (Nobel, no Rubalcaba) pudo descubrir la dinamita. Ganó tanto dinero con ella y no sabiendo a quién dejar su fortuna, instituyó una fundación que lleva su nombre para premiar a sabios como son Ramón y Cajal y el señor Golgi, de los que ya hemos hablado.
¿Por dónde íbamos? ¡Ah, sí, las uñas y los franceses! Pues nada…, que se hincan los franceses las uñas en las palmas de sus manos por la envidia que nos tienen a los españoles en general y, en particular, a nuestros deportistas. Antes dije que era porque les ganan siempre “su” Tur y su “Rolán Garrós”, pero también, o además, pudiera ser por los extraordinarios pelucos de que hacen gala (¿entienden el “chiste”? Los deportistas españoles “hacen gala ante los galos”…) Esto de los pelucos lo he sacado a colación para que no se diga que, aparte de las Eras Relojeras, no hablo en este aporte de relojes. Fijaos si se quedó atrasada la lengua francesa en su evolución del latín que, para nombrar a los relojes, lo hacen como “montres”, que muestran. En español antiguo, pero muy antiguo, se decía algo parecido, “demonstrador”, que demuestra o muestra. Quedaría muy feo, si en español no hubiese evolucionado la palabra por otros derroteros, que ahora tuviésemos que decir a los compañeros del foro: “os voy a mostrar mi demostrador”. O “el dependiente puso los mostradores sobre el mostrador y me los mostró”. Como vemos, la raíz es la misma, pero el español ha evolucionado más hasta llegar a relox primero (de ahí nos copió el señor Wilsdorf su “Rolex”) y, por fin, al actual reloj (pronúnciese “reló”). Hasta las horas las escriben como houres para llamarlas de otra manera (me es difícil escribir su pronunciación, algo así como “ug”).
 
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Eusebio

Well-known member
Pues al final no me ha quedado claro si los esquimales llevan reló o no. :dudoso::dudoso:

Lo que sí tengo más o menos claro es que los franceses no tienen iglús y no hay ni un jod*do chino que se apellide DeVille. :scrito::scrito:

Ale, me voy a pasear mi perro beijinés.
 

jositus

Moderador
Yo voy a poner una foto pero no digo nada.

Si es lo que pienso para este no haría falta.



(bueno al final si que he dicho algo.
 

TonieT

Baneado
Me requete cito, ¿Pedro?, el estuche que muestras al principio es el mismo que yo escribo en negrita aquí debajo.

Pues, lo que he encontrado hace un momento, es que esta herramienta entra en las que son para relojes de pared, y son palancas levanta agujas, bueno mejor dicho donde encontré el estuche de madera pone palancas para varios usos (Bergeon 30020, 12 piezas), pero Pedro pregunto para que las usa el, supongo que además de ser para lo que son.
 

Girolamo

New member
No hace falta ninguna disculpa. Nos puede el ansia, jaja

Mira que mire varias veces tus referencias, pero no vi la primera que pones, y es la misma que yo pongo después, disculpa mi despiste, lo de las virolas lo vi, pero pensé que yo le daba otro uso.

My sorry.:oops:

Saludos:guay:

:great:
 

cmm

New member
No tengo ni idea, pero me he reido mucho con el post de Claudio. Has estado brillante :he:
 

jrperez

New member
El estuche es el mismo. Como son dos palancas se pueden usar para infinidad de cosas pero me dá que es para sacar el platillo del eje de volante.

Yo he usado dos palancas parecidas para sacar el movimiento de una caja que estaba pegado con óxido, apoyandome en los dos tornillos de sujección , medio desenroscados y tirando hacia arriba, tambien valen para comer cabrillas:he:

Saludos
 

Pedro Izquierdo

Maestro Relojero
Miembro del equipo
El estuche es el mismo. Como son dos palancas se pueden usar para infinidad de cosas pero me dá que es para sacar el platillo del eje de volante.

Yo he usado dos palancas parecidas para sacar el movimiento de una caja que estaba pegado con óxido, apoyandome en los dos tornillos de sujección , medio desenroscados y tirando hacia arriba, tambien valen para comer cabrillas:he:

Saludos

Para sacar el platillo y no deformar el volante, lo suyo es utilizar un extrator para ello.

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jrperez

New member
Acertar no he acertado pero aprender he aprendido otra cosa nueva.

Gracias Pedro y sigo pensando la utilidad de esas palancas.
 
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