Los consuetudinarios obrajes del maestro
¡Sorprendente!, ¡espectacular!, ¡increíble!, ¡extraordinario! y un largo etcétera de epítetos, se suelen leer por estos pagos, referentes a los trabajos que lleva a cabo nuestro maestro Pedro Izquierdo. Pero lo que se ve no es nada sorprendente, ni maravilloso, ni ...; sino su hacer cotidiano. Lo que a tantos de nosotros nos maravilla, para él es pan comido. Es lo que sabe hacer, bastante bien, por cierto, pero que no tiene ningún mérito especial: resulta que no sabría hacerlo de otra manera. O lo hace así de bien o no lo hace. Lo extraordinario, sorprendente..., sería el no verle a menudo hacer tan bien estos trabajos, o el también verle construir un reloj con dos palicos y una caña :surprised:; cosa, por otro lado, del todo imposible de realizar.