Bueno compañeros,
Me ha quedado muy clara, tanto la finalidad del foro, como el tremendo error de llegar y colocar mi anuncio de tasación después, como ya dije, de presentarme. Una precipitación muy propia, parece ser, de muchos incautos, veo yo, en este honroso lugar para compartir, como dijo alguien, experiencias en torno al mundo del reloj y a los relojes en sí. Las imprudencias se pagan, y en este caso me toca, tal vez, recibir más mensajes suscribiendo otros mensajes, desde ya os digo a quienes estéis tentados de contestar al anuncio de tasación, que por favor, lo olvidéis, no es necesario ni tampoco fructífero. Lo cierto es que he intentado retirar el anuncio pero no he podido, o no he sabido, mejor dicho. Sin embargo, como dicen que no hay mal que por bien no venga, tengo que decir que he aprendido bastantes cosas, por ejemplo qué cosas son susceptibles de valorar a la hora de tasar un reloj, sin entrar, por supuesto, en sentimentalismos. El tema de la tasación, obviamente, tenía que ver con la honesta intención de vender algo a lo que uno no tiene aprecio pero que sin embargo no dejar de tener su precio. El relativismo del que hablábamos antes es y no es tal y como lo plantean ustedes. Si bien es cierto que no hay un precio justo, tal vez, para nada en este mundo, no es menos cierto que hay cosas cuyo precio mínimo es imposible de asumir por cualquier vendedor. Y aquí es donde me gustaría detenerme un poco. Todos ustedes amantes de los relojes, supongo que no se habrán hecho de sus colecciones, los que coleccionen, claro está, porque se han ido encontrando relojes tirados por la calle, si esto es así, que lo es, y sé que muchos dirán que se los regalan o que les tocó en herencia, cosa que me parece muy bien, o habrá quienes simplemente se contenten con mirar su “casino” comprado en un puesto del mercado por dos euros y luego se dediquen a deleitarse con joyas de la relojería sin el más mínimo afán por poseer alguna de esas joyas alguna vez en su vida, si esto es así, es decir, que ustedes coleccionan relojes o al menos saben el precio del que llevan en la muñeca y que saben lo que pagan y por qué lo pagan, no me negarán que es cuestión de conocimiento del mundo de los relojes. Es decir, si yo les hubiera colocado un anuncio ante ustedes de un Patek Philippe Graves por doscientos euros, estoy convencido de que todos y cada uno de ustedes me hubiese alertado de la imprudencia de vender tal reloj a ese precio y a lo mejor, alguien a quien no le interesan las tasaciones pero sí los relojes me lo hubiese comprado discretamente y no para su colección o deleite personal, sino para hacerme un favor en tiempos de crisis. Yo hubiese hecho una venta feliz y me hubiese embolsado 200 eurazos por ese viejo reloj que, tal vez, encontré casualmente, pero el comprador estaría semanas perplejo ante semejante adquisición ya que su precio en el año 1999 alcanzó los once millones de dólares, pero también es verdad que quizá su perplejidad no estaría asociada al precio por el que lo adquirió ni al precio que sabe puede alcanzar en el mercado de los coleccionistas, sino que su perplejidad podría deberse a las insólitas y maravillosas características tanto del mecanismo como de la joyería del reloj. No obstante sería algo para compartir con los colegas de foro. Los colegas del foro seguro que no le tendrían envidia alguna y se congratularían de su adquisición y disfrutarían y felicitarían al comprador en cuestión por semejante adquisición. Si esto fuese así y el feliz comprador decidiese ponerlo en venta en el mismo foro en el que lo compró a un pobre ignorante, no lo pondría por doscientos euros sino, tal vez, por doce, por diez, por cinco o por dos millones de euros porque sabe perfectamente lo que tiene entre las manos y que alguien estuvo dispuesto a pagar por ese mismo reloj hace doce años once millones de dólares, lo que nunca haría sería ponerlo a la venta por menos de doscientos euros que fue lo que él pagó por el reloj. Con esto simplemente quiero decir que tanto las gangas como los fraudes solo son conocidos por quienes tienen un amplio conocimiento de un tema y pueden apreciar y diferenciar lo bueno de lo malo. Y este era el propósito del anuncio al que ya no quiero estar vinculado por convertirme inmediatamente en alguien que no soy. Gracias a Dios no necesito dinero, soy un humilde funcionario que gana lo justo para vivir y que quería, estúpidamente lo sé, que gente cualificada le dijese algo relativo al precio mínimo que podría valer el reloj, con la intención, lo dije y no me arrepiento, de venderlo, porque no le tengo aprecio y porque quería sacarme un dinero extra, y no tener que gastarlo de los mil cien euros que gano al mes, para con eso comprarle un buen reloj a mi novia por su cumpleaños. Ahora sí, ya pueden seguir mandándome correos para repetir mil veces lo que me ha quedado muy claro. Y si algún administrador lee este correo le ruego que retire mi anuncio, por que ya sé lo no que aquí nunca debo preguntar por no ser el lugar indicado para ello. Gracias.