Hola, Como decía jomamato, el orgullo entendido como “satisfacción de sí mismo” sería diferente de la soberbia. En cuanto a esta última lo veo exactamente como Tremendus, es decir, una actitud de reafirmación vinculada al miedo y la inseguridad, cosa que, por otra parte no me merece ningún juicio. El miedo es instinto básico y en parte responsable de la supervivencia. Otra cosa es la capacidad de gestión que tengamos de ellos pero no me soprende que gente que está expuesta a la alegre y liviana disección pública cada día, al punto de que se discuta sobre ellos hasta en foros de relojes :guiño: pueda tener especiales dificultades en gestionarlos. La historia del deporte está llena de historias amargas relacionadas con esto.
Sobre la humildad, pues se me ocurre que en casos como el planteado, fácilmente puede tratarse de una cuestión de perspectiva, aplicable a cualquier cosa, incluido a los relojes como he dicho en algún post. Se podría pensar “Me encanta jugar al fútbol, es mi vida, soy bueno o me reconocen como el mejor, pero es fútbol a fin de cuentas, solamente fútbol por mucho que me guste, por mucho reconocimiento que me brinde, por muy realizado que me haga sentir, por mucho dinero que gane. No es mi familia, ni mis afectos ni nada de lo que me va a sostener cuando vengan los malos tiempos o cuando mi carrera acabe a los 30 años. Yo soy un tipo que juega bien al fútbol, no he salvado la vida a nadie, sólo yo y los míos saben qué me acojona, que me entristece”. No sé si eso sería humildad, pero sí perspectiva. Por otro lado, para quien haya funcionado en equipo en fases tempranas y si se tienen buenos maestros, es frecuente adquirir una conciencia (no hablo de repetir una frase como loros) de que uno por sí solo no es nada y que tu desempeño y proyección personal depende del equipo entre otros factores.
Respecto de CR o Messi, sus vidas personales no me interesan ni sé suficiente sobre ellos para decir nada, aunque sí encuentro interesante el punto de partida de la reflexión. Por mi oficio, sólo decir que la imagen pública es apenas la punta del iceberg de la personalidad de las personas, es casi unidimensional y hacer análisis de personalidad a partir de esa información no puede llevar a ninguna conclusión sólida. Sorprende comprobar, para bien y para mal, la diferencia que puede existir en las distancias cortas o en su vida cotidiana en personajes con imágenes públicas muy estereotipadas. La exposición pública no cambia el hecho de que todos somos personas al fin del día, ignoramos, adolecemos, presumimos, tememos, reaccionamos, somos marcados por nuestras historias familiares, por nuestros marcos sociales, etc por muy diferentes que sean nuestras cotidianeidades.
Saludos a todos.
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