• NORMAS GENERALES PARA TODOS LOS FOROS Y SUB-FOROS

    La participación en el foro de ForodeRelojes.es es totalmente GRATUITA, si bien implica la aceptación de todas y cada una de las normas y condiciones que se detallan a continuación:

    1. Los contenidos de los temas y/o mensajes publicados serán responsabilidad única y exclusiva de su autor.

    2. ForodeRelojes.es se reserva el derecho de modificar el nombre de usuario (nick) de aquellos miembros, que por razones de mal gusto pudieran estar en uso. No se podrán utilizar nicks (apodos) que hagan mención a espacios comerciales propios o de terceros (por ej.: relojeriapepe.com), o que contengan direcciones e-mail.

    3. ForodeRelojes.es se reserva el derecho a expulsar temporal o permanentemente del foro, y sin que medie previo aviso, a quienes incumplan estas normas.

    4. ForodeRelojes.es se reserva el derecho de interrumpir o cesar este servicio en Internet en cualquier momento y sin obligación de aviso previo.

    5. En el foro ForodeRelojes.es no se permite el uso de lenguaje soez, discriminatorio, ofensivo, amenazante, insultante, objeto de acoso o humillante para las personas. Cualquier usuario que utilice un lenguaje descalificador o fuera de tono hacia otros miembros o personas -sean o no de este foro-, será suspendido temporalmente la primera vez, por un tiempo que puede oscilar entre los 7 y los 30 días, según la gravedad de sus actuaciones (que serán valoradas por el equipo de moderación). En el supuesto de que un usuario reincidiese en la misma situación, será suspendido de modo definitivo en el uso y acceso de este foro.

    6. Están terminantemente prohibidas todas la manifestaciones, actuaciones o contenidos gráficos que sean contrarios a la legislación vigente.

    7. No se permitirá ningún tipo de referencia, publicidad, etc. relacionada con las denominadas FALSIFICACIONES o RÉPLICAS, salvo en las situaciones en que se pudiera desarrollar una comparativa que se realice para salvaguardar los intereses de los usuarios y en evitación de una posible estafa.

    8. En ForodeRelojes.es NO SE REALIZAN TASACIONES ni valoraciones de relojes. Los anuncios publicados con este fin podrán ser eliminados o editados. En relojería los términos ANTIGUO y ORO raramente son sinónimos de TESORO o FORTUNA.

    9. No se permite publicitar productos, servicios, empleos o la publicación de mensajes con fines de lucro.

    10. No se permitirán rifas ni sorteos. Para compras conjuntas, concursos e iniciativas similares, el promotor deberá enviar previo a la publicación una solicitud detallada de las intenciones, procedimientos, plazos, premios y reglas, al administrador general del foro, quien tiene la facultad de aprobarla o denegarla, según el caso. Si después de aprobada se dieren problemas y malos funcionamientos, tiene también la facultad de cerrar el asunto solicitado en cualquier momento si lo considera perjudicial para el foro o sus miembros.

    11. Para colocar en la firma de usuarios un vínculo a otros sitios web de naturaleza comercial, deberá solicitarse la correspondiente autorización al Administrador, quien remitirá al solicitante las condiciones y valorará su autorización o denegación.

    12. En las firmas, avatares u otros elementos asociados al perfil de usuario, no se permitirán textos ni elementos gráficos que puedan resultar de mal gusto, soeces, con matices religiosos o políticos, o que puedan incitar (de forma manifiesta o velada) a cualquier tipo de provocación.

    13. Está prohibido publicar material y/o contenido que pudiera incitar o hacer apología de actos violentos, terroristas, racistas o pedófilos.

    14. No se permite la publicación de contenidos extraidos de otros sitios webs, salvo autorización expresa de sus autores, siendo único responsable de estos actos el autor que los publique en ForodeRelojes.es. Tampoco está permitida la publicación de direcciones e-mail personales, para contactar entre usuarios se usuará la mensajería privada del foro.

    15. Están totalmente prohibidos los hilos y/o temas de contenido político y/o religioso.

    16. ForodeRelojes.es no es en ningún caso responsable de la pérdida, alteración o eliminación del contenido o información que los participantes incluyan en sus mensajes, como consecuencia de posibles fallas técnicas en los equipos y servidores de ForodeRelojes.es.

    17. ForodeRelojes.es se reserva el derecho de supervisar el foro y los moderadores se reservan el derecho de no publicar (o eliminar después de su publicación) aquellos contenidos propuestos por los usuarios que no respondan estrictamente a los objetivos del foro y a los parámetros establecidos en las presentes normas. La moderación de temas y contenidos puede ser realizada en cualquier momento posterior a la publicación de los mensajes en el foro de ForodeRelojes.es.

    18. Todos los contenidos que los usuarios publiquen en ForodeRelojes.es son otorgados bajo licencia Creative Commons BY-NC-SA, salvo que el autor exprese lo contrario en cada mensaje que publique.

    19. ForodeRelojes.es, a su exclusivo criterio, se reserva el derecho a modificar o ampliar las presentes normas, asumiendo cada usuario el compromiso de revisarlas de forma periódica, a fin de adquirir conocimiento de las posibles modificaciones que pudieran realizarse desde su ingreso.

    20. Todos los participantes aceptan en forma expresa que ForodeRelojes.es y/o sus organizadores no serán responsables en modo alguno por el contenido o información de los mensajes, las opiniones y comentarios de los participantes del foro, y tampoco por los daños, directos o indirectos, incidentales, especiales, consecuenciales, lucro cesante ni ningún otro que pudieran sufrir los usuarios de este servicio por el material, información o manifestaciones transmitidos a través del mismo, como así tampoco serán responsables por la difamación, ofensa, injuria, calumnia, conducta amenazadora, obscena discriminatoria o ilegal, daños y/o perjuicios causados por parte de usuarios de este servicio, ni por la violación de derechos intelectuales, de marca, publicidad por parte de cualquier usuario, o cualquier otro daño por cualquier otra causa relacionada directa o indirectamente con el uso de este servicio de foro.

Centro Relojero Pedro Izquierdo

El reloj en la Literatura

Claudio

Baneado
Hola, foreros. Se me ha ocurrido iniciar este hilo e ir incluyendo en él retazos literarios :scrito: en donde el reloj sea el mayor, o uno de los mayores, protagonista de la historia. A ser posible iré escogiendo aquellas escenas o partes o... lo que sea, que tengan algún matiz humorístico :party:, gracioso :smile: o ingenioso :yipi:, al menos. Nada muy serio o terrorífico :grrrrrr:, que también lo hay.

Voy a empezar con un trocito de “Las mil y una noches argentinas”, obra de Juan Draghi Lucero, 1953. A continuación va.
 
Última edición:

Claudio

Baneado
Las mil y una noches argentinas

Hola, foreros. Se me ha ocurrido iniciar este hilo e ir incluyendo en él retazos literarios...
Voy a empezar con un trocito de “Las mil y una noches argentinas”, obra de Juan Draghi Lucero, 1953. A continuación va.

[…] Llegó al pueblo donde asentaban Quico y Caco y con toda la suma de su industria cometió el robo más atrevido que imaginarse pueda. Vestido a la moda gringa y hablando como si fuese de la Inglaterra, y con patillas y antiojos y diciéndose el más entendido relojero, montó un taller de relojería. Recorrió las casas de los más copetudos y les pidió sus relojes para devolvérselos a los tres días, bien compuestos y limpiecitos. Nada les cobraría por su trabajo, pero quedaría acreditado para cuando lo necesitasen, y como enseñaba cartas de recomendación, nadie entró en desconfianza, y tan diligente anduvo que no dejó casa con reloj. A los tres días desapareció con toda la relojería... En el pueblo todos andaban preguntando qué hora era, y para mayor confusión, al reloj del Cabildo le robó las manecillas y le dejó un cartelito que decía: "Están en casa del relojero". No les quedó más remedio que mirar el sol y andar a los estornudos para tirar las cuentas del tiempo. Los que nunca habían tenido reloj se rieron del caso, pero la celosa autoridad tiró un bando, estableciendo un premio de quinientos patacones al que pillara al ladrón, vivo o muerto...​
 
Última edición:

Claudio

Baneado
Los relojes del rey Carlos

Hola, foreros. Se me ha ocurrido iniciar este hilo e ir incluyendo en él retazos literarios :scrito: en donde el reloj sea el mayor, o uno de los mayores, protagonista de la historia...

Lo que a continuación viene es una de las "Doloras", llamada "Los relojes del rey Carlos", de Ramón de Campoamor, 1846.

Carlos Quinto, el esforzado,
se encuentra asaz divertido,
de cien relojes rodeado,
cuando va, en Yuste olvidado,
hacia el reino del olvido.
Los ve delante y detrás
con ojos de encanto llenos,
y los hace ir a compás,
ni minuto más ni menos,
ni instante menos ni más.
Si un reloj se adelantaba,
el imperial relojero
con avidez lo paraba,
y al retrasarlo exclamaba:
- Más despacio, ¡majadero!-
Si otro se atrasa un instante,
va, lo coge, lo revisa,
y aligerando el volante,
grita: - ¡Adelante, adelante,
majadero, más aprisa!-
Y entrando un día, - ¿Qué tal?-
le preguntó el confesor.
Y el relojero imperial
dijo: - Yo ando bien, señor,
pero mis relojes, mal.
- Recibid mi parabién-,
siguió el noble confidente;
- mas yo creo que también,
si ellos andan malamente,
vos, señor, no andáis muy bien.
¿No fuera una ocupación
más digna, unir con paciencia
otros relojes, que son,
el primero el corazón,
y el segundo la conciencia?
Dudó el Rey cortos momentos,
mas pudo al fin responder:
- ¡Sí! más o menos sangrientos,
sólo son remordimientos
todas mis dichas de ayer.
Yo, que agoto la paciencia
en tan necia ocupación,
nunca pensé en mi existencia
en poner el corazón
de acuerdo con la conciencia-.
Y cuando esto profería,
con su "tictac" lastimero,
cada reloj que allí había
parece que le decía:
- ¡Majadero!, ¡Majadero!
- ¡Necio!, -prosiguió; -al deber
debí unir mi sentimiento,
después, si no antes, de ver
que es una carga el poder,
la gloria un remordimiento-.
Y los relojes sin duelo
tirando de diez en diez,
tuvo por fin el consuelo
de ponerlos contra el suelo
de acuerdo una sola vez:
Y añadió: - Tenéis razón:
empleando mi paciencia
en más santa ocupación,
desde hoy pondré el corazón
de acuerdo con la conciencia.
 

drahimik

New member
Pues de litratuta no ando sobrado , pero os cuento lo que paso a un paisano mio en Mejico.
Un dia pasaba por un pueblecito rural vio un hombre sentado en el suelo hechandose la sienta a la sombra de su asno, asi que al Gringo le dio pena le hecho una moneda y el hombre se desperto y dandole las gracias al frastero , el forastero aprovecho la ocasion para ajustar su reloj le pregunto al viejo que dormia en la sonbra de su asno, OYGA ME DICE VD. LA HORA , el viejo levanto un poco los testiculos de su asno y le dijo son las 3:45, al forastero le extraño este gesto , volvio dentro de 15 minutos y le pregunto otra vez la hora , el viejo sentado hizo lo mismo y le dijo son las 4, asi que el Gringo extrañado viendo que la hora es exacta pregunto al viejo , OYA COMO VD. TOCANDO LOS TESTICULOS DE SU ASNO SABE LA HORA QUE ES TAN PERFECTAMENTE, el viejo se rio y le dijo no son los testiculos de mi asno , lo que pasa que estan tapando el reloj de ayuntamiento , asi que los levanto un poco para ver el reloj que da la hora.:grrrrrr:
 

Claudio

Baneado
La Isla Misteriosa

Hola, foreros. Se me ha ocurrido iniciar este hilo e ir incluyendo en él retazos literarios :scrito: en donde el reloj sea el mayor, o uno de los mayores, protagonista de la historia...

Trozo del capítulo 14 (Subida a la montaña) de "la Isla Misteriosa", de Julio Verne. Todo un clásico de la Literatura juvenil. Esta escena me asombró cuando la leí siendo yo aún un niño, al igual que otras muchas de esta obra, por el ingenio del ingeniero Ciro Smith.

"Algunos instantes después los tres cazadores se encontraban delante de una lumbre crepitante. Ciro Smith y el corresponsal estaban allí. Pencroff los miró a uno y a otro alternativamente sin decir una palabra, con su cabiay en la mano.
-Ya lo está viendo, amigo -exclamó el corresponsal-. Hay fuego, verdadero fuego, que asará perfectamente esa magnífica pieza, con la cual nos regalaremos dentro de poco.
-Pero ¿quién lo ha encendido? -preguntó Pencroff.
-¡El sol! La respuesta de Gedeón Spilett era exacta. El sol había proporcionado aquel fuego del que se asombraba Pencroff. El marino no quería dar crédito a sus ojos, y estaba tan asombrado, que no pensó siquiera en interrogar al ingeniero.
-¿Tenía usted una lente, señor? -preguntó Harbert a Ciro Smith.
-No, hijo mío -contestó éste-, pero he hecho una. Y mostró el aparato que le había servido de lente. Eran simplemente los dos cristales que había quitado al reloj del corresponsal y al suyo. Después de haberlos limpiado en agua y de haber hecho los dos bordes adherentes por medio de un poco de barro, se había fabricado una verdadera lente, que, concentrando los rayos solares sobre un musgo muy seco, había determinado la combustión. El marino examinó el aparato y miró al ingeniero sin pronunciar palabra. Pero su mirada era todo un discurso. Sí, para él, Ciro Smith, si no era un dios, era seguramente más que un hombre. Por fin, recobró el habla y exclamó:
-¡Anote usted eso, señor Spilett, anote eso en su cuaderno!
-Ya está anotado -contestó el corresponsal.
Luego, ayudado por Nab, el marino dispuso el asador, y el cabiay, convenientemente destripado, se asaba al poco rato, como un simple lechoncillo, en una llama clara y crepitante..."
 

Claudio

Baneado
La discordia de los relojes

Hola, foreros. Se me ha ocurrido iniciar este hilo e ir incluyendo en él retazos literarios :scrito: en donde el reloj sea el mayor, o uno de los mayores, protagonista de la historia.

A continuación va una de las "Fábulas Literarias", con el título de este aporte, de Tomás de Iriarte, 1782.

Convidados estaban a un banquete diferentes amigos, y uno de ellos, que, faltando a la hora señalada, llegó después de todos, pretendía disculpar su tardanza.
"¿Qué disculpa nos podrás alegar?" -le replicaron-.
El sacó su reloj, mostróle y dijo:
"¿No ven ustedes cómo vengo a tiempo? Las dos en punto son."
"¡Qué disparate! -le respondieron-, tu reloj atrasa más de tres cuartos de hora."
"Pero, amigos -exclamaba el tardío convidado-, ¿qué más puedo yo hacer que dar el texto? Aquí está mi reloj..."
Note el curioso que era este señor mío como algunos que un absurdo cometen y se escusan con la primera autoridad que encuentran. Pues, como iba diciendo de mi cuento, todos los circunstantes empezaron a sacar sus relojes en apoyo de la verdad. Entonces, advirtieron que uno tenía el cuarto, otro la media, otro las dos y veinte y seis minutos, éste catorce más, aquél diez menos. No hubo dos que conformes estuvieran. En fin, todo era dudas y cuestiones. Pero a la Astronomía cabalmente era el amo de casa aficionado; y consultando luego su infalible, arreglado a una exacta meridiana, halló que eran las tres y dos minutos, con lo cual puso fin a la contienda, y concluyó diciendo:
"Caballeros: si contra la verdad piensan que vale citar autoridades y opiniones, para todo las hay; mas, por fortuna, ellas pueden ser muchas, y ella es una.":great:
 

Claudio

Baneado
Rincón epigramático relojeril

Hola, foreros. Se me ha ocurrido iniciar este hilo e ir incluyendo en él retazos literarios :scrito: en donde el reloj sea el mayor, o uno de los mayores, protagonista de la historia... .
Este "aporte" lo dedicaré a poner frases con cierta "chispa" o, como define el Diccionario de la Real Academia Española el epigrama: "Pensamiento de cualquier género, expresado con brevedad y agudeza". Pero con el reloj como protagonista.
****************************************************************************************************
-Había en su cerebro un rebullicio como el de los relojes de pared momentos antes de dar la hora. (B. Pérez Galdós, 1884.)

-La alegría no es una cosa a la cual se da cuerda, como a los relojes. (B. P. Galdós, 1894.)

-[...] le mostramos relojes y calendarios, que no pueden mentir porque se relacionan con el desplazamiento de los astros. (Enrique Anderson Imbert, 1969.)

-[...] los relojes es gente dadivosa y hasta en ellos me parece y suena bien el dar, y más por ser a todas horas. (Alonso Jerónimo de Salas Barbadillo, 1620.)

-En vez de corazón tienes esta saboneta -dice Espina señalando a una de forma cordial-, toda incrustada de granates, y cuyo tic-tac imita el latido. (Emilia Pardo Bazán, 1905.)

-Y no se sabe a qué hora terminamos de hablar con León Pacheco, pues cuando charlamos los relojes caminan más ligero. (Miguel Ángel Asturias, 1925.)

-El tictac de mis relojes me despierta los sentidos más que el viento en los desfiladeros... (Carmen Laforet, 1945.)

-A intervalos se oye la voz del..., y el eco de dos relojes viejos que cuentan el tiempo sin equivocarse. (M. A. Asturias)

-Las campanadas de los relojes en la noche son las voces del silencio que se queja... (Teresa de la Parra, 1924.)

-Aunque de esto no te culpo, que todas las mujeres sois como relojes de sol, que en faltando no sirven, y con cualquiera fingida luz muestran sus números. (Lope de Vega, 1598.)

-Esta llavecita de oro que cae con elegante descuido del bolsillo es la del reloj. Con cuánta gracia añade Sarmiento agudezas a su comentario: "Si quiere estudiar las transformaciones que el reloj ha experimentado desde su invención hasta nuestros días, pida usted la hora a cuantos yankees encuentre. Verá usted relojes fósiles, relojes mastodontes, relojes fantasmas, relojes guarida de sabandijas, relojes de tres pisos, inflados, con puente levadizo y escalera secreta para descender con linterna a darles cuerda". (Rafael Alberti)

-Y el colmo fue cuando a mi reloj de pulsera Alfonso le dio un tic nervioso, perdió la memoria y se le olvidó recordarme la hora de ir al cine. (Fernando del Paso, 1977.)

-Los agentes y relojes son tan críticas alhajas, que si no se les da cuerda, todos los días se paran. (Ramón de la Cruz, 1762.)

-El reloj del comedor -un ojo de buey- estaba pálido de desmayo, porque los relojes de comedor comen de ver comer. (Ramón Gómez de la Serna, 1948.)

-En todos los agujeros de la calle han aparecido cabezas, con un efecto de reloj de cuco. (Ernesto Giménez Caballero, "Notas marruecas de un soldado", 1923.)

-La edad del buen hidalgo, según la cuenta que hacía cuando de ésto se trataba, era una cifra tan imposible de averiguar como la hora de un reloj descompuesto, cuyas manecillas se obstinaran en no moverse. (B. Pérez Galdós, "Tristana", 1892.)

-Era esta señora entremetida como el ruido, curiosa como la luz, e inoportuna como un reloj descompuesto. (Fernán Caballero, "Clemencia", 1852.)

-[...] y suenan tus palabras remotas dentro de mí, con esa intensidad quimérica de un reloj descompuesto que da horas y horas en una cámara destartalada... (Ramón López Velarde, "La sangre devota", 1916.)

-Las citas de amor, como los relojeros, no tienen hora fija. (Enrique Jardiel Poncela, "Amor se escribe sin hache", 1929-33.)

-En la pared cercana había un reloj parado desde hace cincuenta años, su máquina era el cuartel general de las arañas, y sus enormes pesas de plomo, caídas con estrépito hace veinticinco mil noches, habían roto un taburete, un cántaro, un Niño Jesús, y yacían en el suelo inmóviles con la majestad de dos aerolitos. (Benito Pérez Galdós, "La sombra", 1870.)

-[...] propósito, aunque no claro, y conciencia, aunque no siempre alerta, hay absolutamente en todo uso del idioma, y por consiguiente en los relojeros que dan cuerda a su historia, que son sus hablantes. (Amado Alonso, "Estudios lingüísticos. Temas hispanoamericanos", 1976.)

-Tenía él mismo en su aposento muchos relojes, y como un día diesen dos o tres a la par, dijo: "Muchos contadores son éstos para tan poco caudal de vida." (Juan Rufo, "Las seiscientas apotegmas", 1596.)

-Mucho temo que Luis Mena
su poco sentido pierda,
está inventando una cuerda
para relojes de arena
.
(Aquiles J. Echeverría “Poesías”, 1889-1909)
 
Última edición:

Claudio

Baneado
La hora del invierno

Hola, foreros. Se me ha ocurrido iniciar este hilo e ir incluyendo en él retazos literarios :scrito: en donde el reloj sea el mayor, o uno de los mayores, protagonista de la historia.

La hora del invierno

En la noche del 2 de octubre, a las doce de la noche, según acuerdo del gobierno, los relojes perdieron una hora que sin duda todavía están buscando. No os pongáis serios, lectores amigos. Imaginad que vosotros sois los relojes e imaginad que, sin entender por qué, una noche de un mes os quitasen una hora. Una hora, os habéis puesto a pensar en lo que significa una hora perdida, con la que vosotros contabais y que no llegó. ¡Libertad, libertad!, gritan los relojes de las estaciones que atrasaron los trenes, los relojes de las prisiones que atrasaron una hora., la hora de libertad de los prisioneros, ¡cuántos crímenes!...
Pero si eso pasó con los relojes, no menos curioso es lo que sobrevino a los sujetos impuntuales. El verdadero sujeto impuntual no es el que se apresura por llegar a tiempo y no llega, sino el que, dando por de contado que llegará tarde, no se intranquiliza ni apresura. Pues bien, a los impuntuales les acaeció lo inaudito: llegaron una hora antes a la cita amorosa, al encuentro del amigo, a su casa, donde, seguramente, sus esposas tuvieron más de un elogio para su conducta. El impuntual no usa reloj ni lee los periódicos, y de aquí que no se explicara la razón de lo que le sucedía. Los empedernidos se defienden diciendo: llegar una hora antes es ser impuntual.
Pero si eso pasó a los impuntuales, imaginad lo que pasó entre dos camaradas que regularmente se encontraban a una hora determinada, y que en esta sola ocasión uno de los dos, el menos avisado, llegó antes y, desesperado de la informalidad del amigo, hubo de marcharse, colérico y decepcionado. El menos avisado se marchó llamando a su camarada impuntual, y el que supo lo de la hora de invierno y retrasó su reloj de acuerdo con los relojes públicos y que creía llegar a tiempo, también se marchó después de esperar en vano.
Pero esta crónica se presta para un remate filosófico. Una vez al año nos damos cuenta de que el tiempo medido no existe sino como una idea convencional, que lo que en realidad existe es el tiempo ilimitado, la eternidad, aunque esta palabra nos haga sonreír.
Escribo esta crónica a las 12 de la noche, hora de verano, y a las 11, hora de invierno. Me intriga saber a qué hora la va a leer cada uno de mis amables lectores, porque sin duda todos harán sus deducciones y reflexiones sobre la hora, que, para alcanzar la de invierno, en Europa se pierde
. (Miguel Ángel Asturias, 1926.)
 

Claudio

Baneado
El habla de los años 60

Si, ¿por qué?

De tu cuento:

[...] hermano Arturo, padre entraba en casa... para darle un beso a padre... Mientras padre leía..., madre y Puri... las reformas de turno que el gobierno del General Franco estaba implantando en las universidades de todo el país.
... cuando padre, sin levantar la mirada del periódico me preguntó:
- Si padre, contesté...
- Sí padre- contesté...
- Ya le conté padre, estaba en...
... para enfrentarme a padre,...
... le había costado a padre comprarme, sin saber, que me lo había comprado él.
************************
Creí, por la repetida expresión "padre" (y madre), que usas sin un adjetivo posesivo (mi, nuestro...), que pudiera ser que no fueras español, puesto que en los años 60 del siglo pasado, época en que transcurre la narración, no se empleaba dicha expresión. Se empleaba más (creo) como antes he dicho o como "papá".
 

lumber

Baneado
mi padre a su padre le llamó "padre" toda la vida y jamás uso "papá".
Yo a mi padre desde los 10 años empecé a llamarle "padre" y todavía sigo....menos cuando le pido pasta que le digo papi...
 

Claudio

Baneado
Posesivos

mi padre a su padre le llamó "padre" toda la vida y jamás uso "papá".
Yo a mi padre desde los 10 años empecé a llamarle "padre" y todavía sigo....menos cuando le pido pasta que le digo papi...

Aquí sí aparecen los posesivos "MI" y "SU", que no estaban en el cuento.
MI padre a SU padre le llamó...
Yo a MI padre...
 

Claudio

Baneado
¡Hay que presumir de "ellos"!

Hola, foreros. Se me ha ocurrido iniciar este hilo e ir incluyendo en él retazos literarios :scrito: en donde el reloj sea el mayor, o uno de los mayores, protagonista de la historia.

Pasaje de "El Chiplichandle. Acción picaresca”, Juan Antonio de Zunzunegui, 1940.

[…] Se compró un reloj de pulsera muy grande, el más grande que encontró en Bilbao, y los ratos que le dejaba libre el negocio se los pasaba consultando la hora.
- Ese lo qu'es es un untao -decían en ambas márgenes. :burla:
Se echó una novia muy maja, y los domingos florecía al costado de ella, pintipanero.
El chico presumía lo suyo :yipi:. El primer día que salieron juntos se recogió la manga de la mano izquierda como un centenar de veces.
Pero ella no se molestó en preguntar a qué venía aquella reiterada flexión del brazo.
Volvió a casa indignado.
Salieron durante cinco meses con idéntico éxito.
Una tarde ya no la fue a buscar...
- ¿Qué hay, qué hace la chavala? -le preguntó un día Joselín.
- Hemos terminao.
- ¿Yyy?
-Es una asquerosa; ¿pues no que llevábamos saliendo ya casi medio año, y aún no se le había ocurrido preguntarme la hora? :grrrrrr:
- A las mujeres hay que matarlas o dejarlas.
- ¡A ver qué vida!..
 

Francisco L.

New member
Reloj no marques las horas............

Reloj, no marques las horas



Reloj, no marques las horas, reloj Dogma, reloj Cauny Prima, reloj que te trajeron de Tánger, reloj de pedida, reloj de aprobar la Reválida, reloj de aprobar COU, primer reloj sumergible, reloj de Ceuta, viejo reloj de pared que estaba en el comedor de casa de tu madre, reloj de Andorra, reloj siempre parado del descansillo de la escalera, reloj del ayuntamiento aquella Nochevieja que fuisteis a tomar las uvas, doce para las doce, reloj de arena de la playa donde viste que el cielo se ponía rojo sobre las torres de la Catedral de Cádiz, reloj de pulsera de material, reloj de pulsera de plexiglás, más baratos que en Tánger, reloj de pulsera flexible, reloj Tissot, es su reloj, la hora F es la hora del reloj Festina, reloj de Enrique Busián, cuando ha sonado el despertador del colegio mayor y en Radio Intercontinental, Madrid, la campanita que marca el frío de la Ciudad Universitaria y del autobús F que lleva hasta Cuatro Caminos, reloj por soleares de las Tendillas de Córdoba que suena por Radio Peninsular en las tardes de amor y de tristeza, moliendo café, cuanta pena de amor, cuánta tristeza, por la otra cara del disco viene lo de Brigitte Bardot, Bardot, tu estilo triunfó, triunfó, por ti la nueva ola de la moda, no, es mejor moliendo café, cafés La Estrella, por su aroma se conocen, vamos, chicos, al tostadero, vamos, chicos, anda que no tenemos encima horas de anuncios de este televisor Askar, enchufa el Askar, la frase preferida en el hogar, cuando lo sepa usted también dirá enchufa el Askar en blanco y negro que se rompe a cada instante y que saca la manta de Guadalcanal, la manta de Guadarrama, La Bola del Mundo, el mundo es una bola cuando da las noticias Jesús Alvarez en el telediario, con su bigotito de retransmitir el desfile de la Victoria, cuando se rompen todos los televisores en el momento justo en que está saliendo la Perrita Marilin, y salen todas las mantas de todos los montes donde ahora están los repetidores y a los que pusieron nombre aquellos moros que pusieron Sierra Morena a esta serranía, morena, la del bordado mantón, la de la alegre guitarra, la del clavel reventón de la tuna de Medicina, becas amarillas, de la inauguración de curso en el viejo Casón de San Bernardo, donde todavía van a clase los de Económicas, con Castañeda, acaban de separar Económicas de Políticas, Políticas, lagarto, lagarto, hijo, no te metas en política, usted haga como yo, no se meta en política, pero nos metemos en política, hay que reformar el SEU, dice Ramón Cercós, y nos declaramos en huelga, y si no hubieran ya quitado los tranvías y hubieran puesto los autobuses Pegaso, saldríamos a la calle a tumbar tranvías, Franco quitó los tranvías, XXV años de paz, para que no los tumbaran los estudiantes que llevamos estos relojes de Tánger, Cauny Prima, Dogma, Tissot, la hora F es la hora del reloj Festina, anda que no tenemos encima anuncios de radio, y para su hijito, Desenfriolito, Desenfriol para estos fríos del examen de repesca de febrero, febrero, día del Estudiante Caído, han matado en Madrid a un falangista y lo está diciendo Radio Nacional, y han metido en la cárcel a un montón de comunistas, enemigos de España, porque todavía no es hora de que los defensores de la Patria llevan la bandera roja y gualda en el reloj, con una pegatina, y los Guerrilleros de Cristo Rey rompan las lunas de los escaparates, no, no ha sonado esa hora, reloj, no marques las horas, reloj de la tienda de la larga calle de los casinos con los sillones de mimbre a la puerta, reloj de las cuatro esferas del chaflán que hace la larga sierpe de los rumores y los pregones de las loteras, reloj de las cuatro esferas iguales, las cuatro señalando la misma hora, ni meridiano de Tokio, ni meridiano de Nueva York, a nosotros ¿qué nos importa la hora que ahora mismito es en Nueva Delhi?, si son tierras y horas que ya quedaron en las cabezas de los negritos de las huchas del Domund, en las cabezas de los chinitos de las huchas del Domund, en las cabezas de los indios de las huchas del Domund, pero no indios de la India, sino indios de las películas de indios y combois, asaltos al fuerte Comansi entre los sonidos de los paquetes de pipas de girasol, todos los relojes marcan la misma hora en la larga sierpe de la calle del mimbre de los sillones de los casinos porque no hay más hora que esta hora, así que detén el tiempo en tus brazos, como dice la Epístola Moral a Fabio en el último verso que estamos estudiando por si sale mañana en el examen de Preu, ¿pero cómo va a salir la Epístola Moral a Fabio, si lo que hemos dado en Preu han sido los Concilios, y la Geografía Agrícola de España y El Quijote?, bueno, puede salir, porque, total, los boleros, lo que nos gusta esta niña, la Epístola Moral a Fabio, los jaramagos de Itálica, la canción de Rodrigo Caro, la esquina de la calle Rodrigo Caro por donde pasamos con ella cogidos de la mano, todo es lo mismo, detén el tiempo en tus brazos, reloj, como dice la Epístola, antes que el tiempo muera en nuestros brazos, que eso no es un verso, he escrito en el comentario de textos y ,me han puesto un 10, y el profesor de Literatura lo ha leído en clase, eso no es un verso, he escrito, eso es la Pietá de Miguel Angel metida en el mármol de un endecasílabo, es una Virgen dolorosa que pasa con un Cristo en brazos entre olores de cera y de incienso, cuando nos duelen los zapatos de tanto corretear la ciudad buscando las cofradías por las esquinas y los callejones, un bolero, total, es igual que un poema, es un poema que canta, y que dice lo que nos pasa a todos, es el canto común, aprende, Gabriel Celaya, los andaluces no movemos tanto el culo como dices en la Rapsodia Euskera, mamón, qué bien te ha respondido Manolo Mantero, el bolero sí que es poesía social, no hay más poesía social que la que llega al corazón, la que marca las horas, como un reloj, la que detiene el tiempo antes que la vida nazca en nuestros brazos, porque ya van a ser las cinco ya, haz esta tarde perpetua, mira, que la niña con la que estamos saliendo no sale del internado, porque un domingo más la estamos esperando frente al colegio, para ir al cine a las cinco, que a las diez tienen que estar de vuelta, salen todas juntas, entre risas, y cada una se va con el niño que la está esperando, y me estoy fumando un Chester, 18 pesetas el paquete,, porque hoy está tardando más de la cuenta, reloj, no marques las horas, ¿será que la han castigado y no la dejan salir?, y allí en la esquina está ése que estudia Derecho y que nunca habla con ninguno de los otros que estamos por aquí esperando a las niñas, ellas le dicen El Feo Maravilloso, sale con Conchita Romero, es uno de los del Club de Derecho, que organizan conferencias, como el Aula de Cultura nuestra, pero sin tener nada que ver con Don Juan de Borbón, ni con Estoril, y éste Feo Maravilloso también debe de estar igual de nervioso que todos, porque Conchita tampoco sale, a lo mejor también la han castigado, y la película empieza a las cinco, y ya a las siete, primero que es numerada y después que no da tiempo volver a las diez al colegio, hombre, habrá que darse una vueltecita por la avenida, digo yo, no vas a salir con la niña, la vas a llevar al cine y de vuelta otra vez, así no hay forma de que nunca vayan contigo a bailar a la parrilla una tarde, a tomar media combinación y a cogerle quizá, la mano, así que yo creo que ninguna de las dos va a salir, porque no quieren que Conchita salga con El Feo Maravilloso, las niñas están todas enamoradas de él, le han puesto maravilloso porque les gusta mucho, sí, estudia Derecho, creo yo que se llama Felipe Fernández o Felipe González o una cosa así, Felipe desde luego es el nombre, el apellido no lo sé muy bien, como él es de Derecho y yo estoy todavía aquí mirando el reloj, que van a dar las cinco e Isabel que no sale, ni sale Marichu, ni sale María Dolores, ¿qué les habrá pasado?, pues le habrá pasado que el tiempo ahora se detiene, puedes pararlo, templarlo y mandarlo, como una becerra que meta la cara en la muleta, como aquellas becerras que solaron cuando en Rota debutó Pico Paco, el que vendía papas fritas por la playa y querìa ser torero, todos hemos querido ser toreros, pero ya no queremos, ya han venido los americanos, ya tenemos todos unas gafas Amor porque desde Tercero de Bachillerato el oculista nos encontró astigmatismo, ¿no nos iba a encontrar astigmatismo?, astigmatismo, miopía, de todo, con estas bombillas tan tristes que hasta ahora han alumbrado las noches de nuestras vidas, las tardes de nuestros bachilleratos, las tardes de veranos de etapas contra reloj de la Vuelta a Francia, donde los nuestros que eran tan buenos en la Montaña, Loroño, Bahamontes, perdían siempre, como siempre perdíamos nosotros frente a los del Tercer Bloque del Retiro Obrero aquellas tardes de partidos de fútbol con una pelota de goma o en el mejor de los casos un balón de badana, la bombilla del flexo, niño, abre el balcón, no estudies con luz, que te vas a dejar los ojos en ese libro de poemas que estás leyendo, es de Juan Ramón Jiménez, ah, sí, el que estaba en Puerto Rico y se murió de pena pensando en Moguer, lo han traído a la Universidad de cuerpo presente y el padre Ortiz, el profesor de Literatura, el que leyó tu escrito sobre el verso final de la Epístola Moral a Fabio te ha llevado a verlo, solo muertos los deja venir Franco, sólo dentro de una caja de pino, y tenemos que leer a escondidas, en el flexo del rincón del cuarto, la Antología de García Lorca con las tapas grises, todo es gris, que nos ha vendido con cargo a la cuenta L de librería Guerrero el de Aguilar, que es medio republicano, o republicano del todo, hay que ver las cosas que se atreve a decir este hombre de Franco, un día le va a costar un disgusto, y ha prometido que nos va a traer las Obras Completas de Federico, le llaman Lorca, pero nosotros le decimos Federico, y un libro de Miguel Hernández donde viene Viento del Pueblo, vientos del pueblo los llevan, vientos del pueblo los traerán luego, cuando cante Jarcha, cuando ya hayan pasado las horas en este reloj que ahora queremos detener en la esquina del internado, adonde el cosario llega con las talegas de ropa limpia que traen un olor de hogar, Ese lava limpio, limpio, limpísimo, ¿o es Omo el que lava blanco, blanquísimo?, no sé, es el tigre de Tervilor, o de Terlenka, o es el caballo de Terry con Lady Godiva desnuda junto a una botella de la malla dorada de Carrusel Deportivo, empate en La Condomina, Anís la Asturiana, su presencia siempre agrada, y cuando van transcurridos ya siete minutos de juego del partido que ha comenzado a las cinco en punto de la tarde, no se han producido novedades en el marcador de La Romareda, conectamos con el Sánchez Pizjuán donde parece que sí hay novedades, adelante, Juan Tribuna, y van a ser las cinco e Isabel no sale, y nos vamos a perder la película, se llama El verano pasado en Marienbad, y nadie en la Facultad ha sabido explicarme si es el verano pasado, el verano del año pasado, en Marienbad, o si es el verano pasado, el verano transcurrido en Marienbad, bueno, da lo mismo, otro día iremos a ver la película de Alain Robbe Grillet, el que viene en la colección Biblioteca Breve, Ultimas Tardes con Teresa, Carlson McCuller, Reloj sin manecillas, siempre el reloj, no importa, Las afueras, Cabeza rapada, todos estos libros los tengo, los he comprado en la Librería Internacional, donde cuando entro está don Ramón Carande haciendo tertulia, no importa, nos tomaremos una cocacola con un bocadillo de calamares cuando lleguemos a estudiar al colegio mayor de Madrid y vayamos en el tranvía de la Ciudad Universitaria hasta Moncloa, que para delante de la librería del SEU, todos tememos carné del SEU, verdecito, obligatorio, con el águila de Cisneros y un escudo ajedrezado como el que llevan en su escudo de esmalte los que se van a hacer las milicias a Robledo con los cordones celestes de Filosofía y Letras, sección Románicas, no Románticas, no, Románticas son estas canciones que nos siguen emocionando, aunque ahora lo que se lleve sea Paco Ibáñez, sea Carlos Puebla y Los Tradicionales, la reforma agraria va, de todas maneras va, yo también, yo también pertenezco al comité, con OEA o sin OEA dicen que lo que se lleva es la poesía social, pero yo me cago en los muertos de Gabriel Celaya por lo que ha puesto de que los andaluces meneamos el culo, sí, el culo, a ver cuándo saben ellos abrir el compás como Antonio Ordóñez, que ahora es empresa en Madrid y nos ha regalado dos andanadas para llevar a Isabel el domingo, la calle de la Victoria es como Sierpes, tiene hasta las mismas loteras, y está allí Antonio Ordóñez en la Contaduría, no saben lo que tienen en esa plaza donde hay un reloj que dice que lo han puesto en 1930 y que estpà desde 1930 viendo toros, viendo a Manolete, a Paquito Muñoz, al Andaluz, al Estudiante, a Manolo González, viendo al Cordobés, a Paco Camino, a Jaime Ostos, ¿qué sabe Gabriel Celaya de Antonio Ordóñez?, y a ver cuándo por ahí arriba nace una Generación del 27 entera, que leemos los libros a la luz de este flexo del cuarto del colegio mayor, conferencia con Sevilla, y bajamos corriendo, ay, en las conferencias sí que corre el reloj, niño, cuelga ya, que luego no veas cómo es el recibo, pero no podemos hablar con Cazalla, Cazalla tiene demora, cuelgue, que le avisaremos, ¿qué población desea?, deseamos una tierra llamada libertad, que será el día en que todos, al levantar la vista, veremos una tierra llamada libertad, pero hasta entonces tiene que llover a cántaros, pero hasta entonces nos avisan siempre que es peligroso asomarse al exterior en las ventanillas del tren que nos trae de regreso a casa para las vacaciones de Semana Santa, pero nos asomamos en las hojas de Cuadernos para el Diálogo, en los artículos de Juan Aldebarán en Triunfo, que éste sí que hace metáforas bonitas, anda, que se quite la Epístola Moral, éstas sí que son epístolas morales, que está escribiendo de Italia y se ve que es una larga fábula sobre Franco, a ti te lo debemos, dice siempre una voz cuando habla por el telediario en blanco y negro de Franz Johan y de los amigos del lunes, ¿qué te debemos?, no es la voz a ti debida de Pedro Salinas, que tuvo que irse, y que lo viste enterrado en el mármol del cementerio de La Perla de San Juan de Puerto Rico, La Perla, San Juan tiene un cementerio con nombre de café republicano, de pastelería de postguerra, a ti, Caudillo de España por la gracia de Dios que dicen las pesetas rubias, ¿qué te debemos?, ¿acaso esta tristeza, estas barricas de sardinas arenques, estos trozos de bacalao que cortan con una cizalla en la tienda de comestibles?, ay, si el reloj marcara las horas más deprisa, ya no tendríamos esta oscuridad de la bombilla del flexo, ya no habría que pedir una recomendación para que te adjudicaran un Seat 1200, ya podríamos llamar a Madrid sin poner conferencia, sin que nadie te dijera, niño, cuelga, ¿tú no ves que es conferencia?, pero el tiempo va muriendo siempre en nuestros brazos, al son de un bolero, la yenka, la yenka, derecha, derecha, izquierda, izquierda, delante, detrás, un, dos, tres, la yenka suena en el guateque, la yenka, la trenka, el Monki, están hablando de Monki, no estamos hablando de la yenka, del madison, que suena en la feria de pueblo, suena en la orquestilla que los domingos por la tarde toca en el Tenis Club mientras nos tomamos medias combinaciones, pero la emoción del tiempo está siempre en un bolero, es la historia de un amor como no hay otra igual, acércateás, como si fuera esta noche la última vez, si tu me dices ven, lo dejo todo, mira que eres linda, muñequita linda de cabellos de oro y dientes de perla, porque ha perdido una perla llora una concha en el mar, y porque con el sol ya se han ocultado aquellos ojos verdes, serenos como un lago, verdes como la albahaca, dicen que la distancia es el olvido, eso dicen, y dicen que fue por un hombre, se dice que si es por dos, pero la verdad del cuento de por qué están tardando tanto hoy en salir no la sabemos, solamente una vez amé en la vida, somos diferentes, diferentes, al resto de la gente que siempre conocí, qué frío hace en esta esquina, un día hasta vamos a tener que traernos la copa de cisco picón, antes de que tus labios me confirmaran que me querías ya lo sabía, ya lo sabía, y como tarden tanto, o hacer una candelá con maderas viejas de las barricas de sardinas arenques, o tomarnos una copita de aguardiente de hierro desde la cañita a morro de una botella, como en los amaneceres de los albañiles que van al trabajo en sus bicicletas, con el canasto del almuerzo amarrado en el transportín con guitas o con tomizas, todavía la distancia no es el olvido de estas penurias, de estas tristezas, que siempre marca un reloj, van a dar las diez de la noche en el reloj de la Puerta del Sol, dice siempre Radio Nacional de España, conectamos con Radio Nacional de España para que escuchen el diario hablado de las diez de la noche, la Puerta del Sol, que es la puerta de las sombras de esos sótanos de la Dirección General de Seguridad donde han llevado a los que han detenido en los incidentes del aniversario de Matías Montero, el día de Matías Montero no hay clase, como tampoco la hay el Día de Santo Tomás de Aquino, y el chiste de Aquí No, ¿de dónde entonces es este Santo Tomás?, no es el que metía el dedo en la llaga en Religión de Segundo, ahora esas cosas no las estudiamos, la Religión es una de las Marías, Religión, Política y Gimnasia, a uno del colegio mayor le han aprobado la Gimnasia por escrito, ¿tendrá poca vergüenza?, dice Fernando Aguirre, que es de Ecija y anima al Marmolillo a que cojamos su 600 y nos vayamos a Sevilla a ver los toros, cuando en el salón del Aquinas han puesto el televisor en blanco y negro y sale Lozano Sevilla retransmitiendo la corrida de feria, con El Cordobés y con Antonio Ordóñez, quillo, ¿qué hacemos nosotros aquí?, vamos a coger tu coche y ya estamos en Sevilla, pagamos la gasolina entre todos, porque el reloj no marca las horas, que escuche mañana Rita la Calentera el anuncio de la relojería de Busián en Radio Intercontinental Madrid, porque el despertador no sonará, no marcará las horas de entrar de guardia en el cuartel, la hora de ir a hacer la matrícula de ingreso en la Escuela Oficial de Periodismo, la hora en que vestido de chaqué tienes que estar en la puerta de la iglesia para casarte, la hora en que te dice el médico que ha sido niño, y que ahora te lo traerá para que lo veas, y te lo traen, con las manitas tan frías, la hora que no puedes ver, porque hay estado de excepción y en comisaría, es sólo para unas diligencias, te han quitado el reloj, y los cordones de los zapatos, y la correa del pantalón, y las gafas, y la corbata, cuando te han metido en el calabozo, ahora le llamarán para cumplimentar las diligencias y se podrá usted marchar, reloj, no marques las horas, que lo menos tienen que ser ya las tres de la madrugada, y este gitanito de la celda de al lado sigue cantando unos cantes que barruntan que son de cárcel, las carceleras ahora suenan por el Camarón, pero el Camarón está todavía por nacer en la Isla, o está con Manolo Caracol en Los Canasteros, la noche del aguayano yo le dije a mi Lola, Caracol tiene en el cuadro de su casa a una niña de Chipiona que se llama Rocío Mohedano, con ese nombre no se puede ser artista, El Choni dice que se llame mejor Rocío Jurado, Jurado como la madre, que canta divinamente por la Piquer, todas las madres cantan divinamente por la Piquer, sigue en la memoria siempre nuestra madre cantando, tan guapa, frente al espejo, por la Piquer, los tientos del reloj, de este reloj que no tiene que marcar las horas, hay sitios donde se marcan otras horas, en Chile marcan las horas de las largas alamedas, en Cuba llegó el comandante y mandó parar, aquí también llegó un comandante y mandó parar, y se paró hasta el reloj que he dejado en el mostrador, donde un guardia vestido de gris, con el barbuquejo de la gorra en el mentón, porque está de servicio, lo ha metido dentro de un sobre como del papel de estraza con el que partíamos las sardinas arenques en el quicio de una puerta, en el quicio de la puerta estamos su madre y yo con lágrimas en los ojos de la primera comunión, en el quicio de la mancebía veíamos encenderse las luces de mayo en los discos de Concha Piquer que escuchábamos secretamente, porque si se enteraban que Pepe Francés oía a Concha Piquer en vez de a Paco Ibáñez y a Manolo Gerena, lo echaban del Partido donde lo hemos metido nosotros, Junta Democrática de España, Radio París, el reloj de Radio París no es como el reloj de Enrique Busián en los amaneceres de Radio Intercontinental, el reloj de Radio París son las señales horarias, aquella sí que es de verdad de la Puerta del Sol, no esta puerta de las sombras que marca nuestras vida, reloj Cauny, reloj Dogma, sí, el tiempo es como un dogma que impone que te quiten el reloj de Ceuta, tiene hasta calendario ya, con una lupita en el cristal para que se vea mejor el día que vives, el día que sueñas, el día que me quieras no habrás que alegría, son solamente tres palabras mis angustias, mientras el tiempo se muere en nuestros brazos, detén el tiempo en tus brazos, mientras te detienen en este calabocito tan oscuro con España, con este jergón tan de plástico como los Planes de Desarrollo, con estas paredes tiznadas de blasfemias, de vómitos y sangre, como la historia, donde te dieron de almorzar el puchero que hacen unas monjas, donde ahora medio duermes, medio sueñas en la libertad imposible, mientras el gitanito de la celda de al lado, que no lo ves, pero lo oyes, pero hasta ves los churretes negros de su cara, y los moratones que le habrán hecho al pobrecito cuando lo trajeron de arriba, canta seguiriyas de pena y de hambre, y siempre suenan los tientos del reloj,no marques las horas, porque me dan en vilo la una y las dos, y se me están clavando como dos puñales las dos manecillas que tiene el reloj.

Sevilla, día del Corpus de 1998

Prologo del libro del mismo nombre de Antonio Burgos.

Salve.
 

Claudio

Baneado
Bailes (Francisco de Quevedo)

Hola, foreros. Se me ha ocurrido iniciar este hilo e ir incluyendo en él retazos literarios :scrito: en donde el reloj sea el mayor, o uno de los mayores, protagonista de la historia. A ser posible iré escogiendo aquellas escenas o partes o... lo que sea, que tengan algún matiz humorístico :party:, gracioso :smile: o ingenioso :yipi:, al menos...

Un trocito de la obra "Bailes" de Francisco de Quevedo, en donde la narradora compara a los hombres, a los que ha de sacar los "cuartos", con relojes.

[...]
Yo los quiero relojes,
y no muchachos,
que me den cada hora
y aun cada cuarto.

El reloj que me ha de dar,
y a quien tengo de querer,
cuatro horas ha de tañer:
de comer y de cenar,
de vestir y de calzar;
si no, luego le descarto.

Yo los quiero relojes,
[y no muchachos,
que me den cada hora
y aun cada cuarto
].

Reloj que sin cuartos diere
horas muy bien concertadas,
ése da horas menguadas:
¡triste de la que le oyere!
El que cuartos no tuviere,
si tiene ochavos es harto.

Yo los quiero relojes,
[y no muchachos,
que me den cada hora
y aun cada cuarto].
 

Claudio

Baneado
Peso que te ahorras de llevar encima

Hola, foreros. Se me ha ocurrido iniciar este hilo e ir incluyendo en él retazos literarios :scrito: en donde el reloj sea el mayor, o uno de los mayores, protagonista de la historia.

Aquí va un pasaje de "La zanja", de Alfonso Grosso, 1961.

- Lo primero que hago en cuanto gane unas perras -dice Pilete- es comprarme un peluco: un buen peluco con su correa flexible, un peluco dorado que parezca de oro. :guiño:
El asfalto de la carretera que ahora atraviesan casi arde, y el calor traspasa las suelas de las alpargatas y les sube por los talones. Caminan aprisa hasta la bandera bicolor que distingue la puerta del estanco de las demás casas, después de dejar atrás el almacén de aceitunas y la iglesia.
- ¿Qué sabrás tú siquiera lo que es un peluco? Los he tenido de todos los tamaños y de todos los estilos -dice Garabito-: desde un paterfili hasta un relojito de brillantes que me encontré en una feria al salir de los toros. Ninguno me ha calentado el chaleco ni la muñeca. Todos los he pulido rápido. ¿Para qué queremos tú y yo un reloj? Ganas de complicarte la vida. Primero porque aunque lo jures y lo vuelvas a jurar y a retejurar, si un día se te dan mal las cosas y te trincan por un quítame allá esa paja, te dicen con todas las letras que no es tuyo. Y no creerán que lo sea aunque les enseñes la factura. De cosas de valor, nada. Los billetitos bien cosidos a la camisa que llevas puesta, si es que los tienes. Mientras haya por el mundo fulanos que carguen con un reloj :burla: y te puedan decir la hora y torres y campanarios que te la anuncien, que ni puñetera falta por otro lado te hace saberla, es peso que te ahorras de llevar encima y energías que no malgastas en darle cuerda.
 
Última edición:

Claudio

Baneado
El reloj de arena de mi padre

Hola, foreros. Se me ha ocurrido iniciar este hilo e ir incluyendo en él retazos literarios :scrito: en donde el reloj sea el mayor, o uno de los mayores, protagonista de la historia.

Capítulo XIX de "Automoribundia" de Ramón Gómez de la Serna, 1948.

Mi padre apareció con un reloj de arena que había comprado. Nuestra emoción fué grande como si se nos despertasen ideas ancestrales y aquél fuese símbolo del desengaño eterno, el aparato para los médicos del tiempo.
Se veía que mi padre estaba en la segunda etapa de su vida y así señalaba esa variación de tiempos.
Por dar una disculpa presentable nos dijo:
- Hacía tiempo que quería tener un reloj de arena para saber así cómo gasto las horas, una hora de lectura, una hora de escritura, una hora de conversación, una hora de paseo por el despacho...
Se veía que comenzaba a querer gozar de todas sus horas sin perder la idea de ninguna, sin dejársela robar ni escapar.
En su bureau americano, con su tipo de panteón, el reloj de arena se quedó quieto, tieso y serio como él solo.
Había comenzado a pasar la primer hora de las que iba a señalar en nuestra casa y todos mirábamos con suspensión el chorro sutil de la arena.
Deseábamos que se parase, que se interrumpiese, que no sirviese entre nosotros, como si eso nos pudiese salvar de su rigor inexorable.
Parecía que corría la vida de nuestro padre pero no la nuestra, y muy vagamente pasó por nuestra imaginación que aquel espolvoreo continuo -con incontinuidades que no acababan de formalizarse- significaba la sangría de todos los que mirábamos y de todos los que fuera del espectáculo estaban en ese momento bien ajenos al funcionamiento del doble huevo de cristal.
En aquella hora de inauguración, el reloj daba su vuelta de campana que le ponía en movimiento una vez tras otra. Debía estar sorprendido de trabajar tanto cuando llevaba años de tranquilidad en la vitrina del óptico.
Un hoyuelo infantil de arena se iba formando en el fondo del recipiente de abajo y después una pequeña pirámide y después un montículo y después se desmoronaba el montículo como una gran catástrofe de corrimiento de tierras, de terremoto, de erosión.
- ¿Y cómo contaban las horas los antiguos?
- Tenían unas tablillas en que las iban apuntando.
- ¿Y qué punto de partida tenían?
- Se levantaban temprano y la primera hora de la mañana siempre se puede reconocer qué cifra tiene según la estación.
- ¡Difícil tarea!... ¡Cuánto tiempo hemos ganado teniendo reloj!
- O hemos perdido, pues al reloj de arena siempre lo estaban mirando, pendientes del tiempo que pasa, y ahora apenas se mira el reloj sino a horas fijas...
- Así no se nos pasa la hora de comer.
- No seas cínico.
El reloj de arena iba lento unos ratos y apresurado otros.
- ¿Y no se retrasa con esa marcha tan desigual?
- Nunca... Está hecho con más precisión que un buen reloj de bolsillo... Ya está compensado lo que se retarda con lo que corre apresurado... Fijaros cómo primero, igual que en las apreturas para entrar por una puerta pequeña, va pasando poco a poco, pero al final corre que se las pela... Los últimos granos caen como una exhalación... Estad atentos a ese último momento y, vosotros que habéis visto el Don Juan Tenorio, comprenderéis que no pudo ver Don Juan el último grano en el reloj de su vida porque cuando quiso recordar ya había pasado... Por eso tenéis que madrugar más al arrepentiros de lo malo que hayáis hecho.
El reloj seguía lloviznando arenilla y ya iba a ser en nuestra casa un controlador concienzudo.
Confieso que miré con reconvención a mi padre que nos había traído aquella incineración obligatoria, agravándonos la vida con aquel aparato ortopédico para el tiempo. Nuestros sentimientos se explicaban menos expresivamente en aquel entonces, pero en el fondo de nuestra confusión había estas ideas.
En el globo de arriba se iba ahuecando el hemisferio de arena y formándose una copa como las que se compraban en la farmacia, porque hechas de madera amarga acibaraban el agua que se echaba en ellas y daban al niño el apetito que había perdido.
La amargante copa de arena del tiempo se iba achicando, se desgastaba en sus bordes y al fin sólo quedaba un embudo minúsculo por el que se iba la arena como si se despeñase por el escaso hueco.
El más impaciente quiso dar vuelta al reloj antes que se extinguiese su final, como si así aún diese tiempo a empalmar la vida con la fuente natal.
Mi padre le dió una palmada en la mano y le dijo:
- Eso no puede hacerse... Hay que tener paciencia y resignación hasta que pase la última porción... ¿No ves que ese poco sería vida perdida inútilmente?
Era monótono el juego. A la larga aburridísimo. Nunca un camello, ni una palmera, ni una casita, ni un liliputiense en ese paisaje de las pirámides desmoronadas.
¡Valiente juguete! Juguete de viejo caduco, de monje sin deseo de divertirse. Con tal de que no sirviese para que fuese más riguroso con las horas de estudio y de levantarnos o acostarnos. ¡Dura ocurrencia!
Era como si las montañas se hubiesen hecho con arena caída del cielo, grandes remesas de tiempo enviadas por Dios, quizá por lo tanto completable la vida de la humanidad, toda la tierra depositada estáticamente sobre la armazón del planeta como si en los cálculos de Dios estuviese la suposición de los siglos que significaría toda la arena pasando por los relojes de arena.
Esa arena que cae de arriba seguía produciendo un montículo efímero que se desmorona de nuevo, como si hubiese una remoción de tierras en miniatura; pero ampliada es un símil de la catástrofe general de la muerte y el terremoto.
Al pasar de los días a veces sentíamos la necesidad de ver lo que duraba una hora, pero caímos en la cuenta que aunque según el reloj de arena siempre duraba igual, para nosotros era más o menos larga según el valor del día y lo que esperábamos de él.
En las vacaciones repetíamos el dar vuelta al reloj para alargar las horas de sol que pasábamos encerrados en la habitación entornada chupando así lentamente el caramelo de no hacer nada, de perder el tiempo como sólo lo pierden los niños en las vacaciones de verano.
- ¿Es que no lees, ni haces nada? -me preguntaba mi padre-. ¿Es que te vas a pasar el día viendo cómo se te va el tiempo por entre los dedos de la mano?
Cuando lo volvíamos a dejar en su sitio, era su caudal de arena como ahorro depositado, pero inquietos y atraídos lo volteábamos y volvía a ser gastado de nuevo. ¡Otra vez sin la arena economizada!
Pero de nuevo nos asombraba como la vida convertida en vida, otra hora entera con muchas fichas diminutas, ya repuesta y total.
Hasta que en un retorno de las mismas emociones nos cansamos de mirar. Si aquel era el cómputo de la vida, lo era bien monótono, y mirando cómo pasa la vida se corría el riesgo de perderla poco a poco, hora tras hora en expectación contumaz.
Dejamos solo a nuestro padre con su reloj de arena en el panteón de roble americano, ansioso de seguir su vida porque quizá ya sabía que no le quedaban muchas horas.
Nosotros nos asomaríamos de Pascuas a Ramos para ver si seguía corriendo la fuente sutil, el puñado de arena de las playas encerrado en la doble ampolla de cristal.
Y el reloj de arena quedó inscrito como nuevo instrumento de precisión para la grave dolencia de la vida, como el termómetro o como el inhalador, y ya lo habíamos olvidado cuando un día se nos presentaría de nuevo, ya nuestro, ya guiando nuestra vida como reincidencia en hacer las cosas que hizo nuestro padre.
El reloj ese que era de nuestro padre un día nos pertenecería y ya no podríamos poner de pantalla a nuestro progenitor. Nosotros solos con nuestra responsabilidad.
Cuando se estancase su arena lo removeríamos como si fuese nuestra vida la que se estancaba, y al ver correr de nuevo el chorro escaso y casi invisible a ratos volveríamos a sentir conectada nuestra vida a la vida.
Después los dos hemisferios me parecieron el recipiente de la arena total de la tierra que pasa y repasa en un trasiego de ida y vuelta en el viento y en misteriosas transferencias.
Y he pensado que cada vez será más fina, más sutil en el correr de los años, la arena del gran reloj de arena, y pasarán y pasarán los días en un transcurrir rápido que agotará el tiempo de lo mortal hasta entrar en el tiempo inmortal en el que para nada servirá el reloj de arena.
 
Arriba