alexarvizum
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Estimados amigos:
Soy un apasionado de los relojes mecánicos. Nunca he valorado "marcas" sino modelos y movimientos originales. Camino muy a menudo en mercados de pulgas, relojerías de amigos, viejos relojeros, deshuesaderos y compro lotes de rejorías que cierran, de relojeros que fallecen o fallecieron hace tiempo, con el objetivo de encontrar relojes de valor y refacciones útiles. Cuando digo "valor", no me refiero a dinero, sino a piezas que por su belleza, estado de conservación, modelo, funciones, movimiento y estética, hacen que valga la pena dejarlos lo mejor posible invirtíendoles tiempo y dinero. Algunas veces he ganado, otras perdido, pero siempre lo he hecho con gusto, con el amor que se le debe a un oficio. De profesión soy publicista y vivo de ello (como se puede vivir en un mundo con ingresos cada vez más miserables), pero soy relojero de oficio. Siempre he dicho que la reloería es un oficio de amor y paciencia, y el oficio es una extensión del amor. Si no lo tienes por los relojes, no debes tocarlos. En ocasiones me he tardado años en conseguir una pieza que me faltaba, una rueda, una muelle, un palanca, un eje. En esas pequeñas piezas estriba la diferencia de que un gran reloj sea una pieza digna y un valiente representante de su tiempo, o un simple pisapapeles, monumento a la frustración. Nunca he querido vender uno sólo de mis relojes porque no vivo de ello. Si alguna vez he vendido alguno ha sido por algún apuro económico y a la fecha todavía me duele acordarme de ello. Por gusto, no vendo mis relojes sino los cambio. Explico: si tienes un reloj que me guste (sirva o no), yo te ofresco, uno, dos tres, cinco, algo de dinero, eslabones, fornitura rara, movimientos, etc. Lo que sea justo para ambas partes. Así me he logado hacer de algunas piezas muy bonitas.
Nunca he sido egoísta con mi escaso conocimiento técnico o de secretos del oficio, como no lo fueron mis maestros y amigos conmigo. De igual manera no me dá miero preguntar lo que no sé. Tampoco me guardo piezas de repuesto "sólo para mí" porque sé que todos necesitamos de todos. No me gustaria que me nieguen una pieza que tienen en stock y que no usan, como yo no niego lo que tengo. Quizá por eso he tenido el privilegio de sacar relojes del dehuesadero, al desfile de gala, donde un humilde reloj mecánico de hace 70 años, hace ruborizar los cuarzos multifunciones y callar a sus ignorantes propietarios. Un reloj de calidad siempre será un Quijote en estos tiempos Iscariotes.
Amigos, me despido de ustedes desde México. Les abrazo.
Saludos cordiales, amigos relojeros.
Alejandro Arvizu
Soy un apasionado de los relojes mecánicos. Nunca he valorado "marcas" sino modelos y movimientos originales. Camino muy a menudo en mercados de pulgas, relojerías de amigos, viejos relojeros, deshuesaderos y compro lotes de rejorías que cierran, de relojeros que fallecen o fallecieron hace tiempo, con el objetivo de encontrar relojes de valor y refacciones útiles. Cuando digo "valor", no me refiero a dinero, sino a piezas que por su belleza, estado de conservación, modelo, funciones, movimiento y estética, hacen que valga la pena dejarlos lo mejor posible invirtíendoles tiempo y dinero. Algunas veces he ganado, otras perdido, pero siempre lo he hecho con gusto, con el amor que se le debe a un oficio. De profesión soy publicista y vivo de ello (como se puede vivir en un mundo con ingresos cada vez más miserables), pero soy relojero de oficio. Siempre he dicho que la reloería es un oficio de amor y paciencia, y el oficio es una extensión del amor. Si no lo tienes por los relojes, no debes tocarlos. En ocasiones me he tardado años en conseguir una pieza que me faltaba, una rueda, una muelle, un palanca, un eje. En esas pequeñas piezas estriba la diferencia de que un gran reloj sea una pieza digna y un valiente representante de su tiempo, o un simple pisapapeles, monumento a la frustración. Nunca he querido vender uno sólo de mis relojes porque no vivo de ello. Si alguna vez he vendido alguno ha sido por algún apuro económico y a la fecha todavía me duele acordarme de ello. Por gusto, no vendo mis relojes sino los cambio. Explico: si tienes un reloj que me guste (sirva o no), yo te ofresco, uno, dos tres, cinco, algo de dinero, eslabones, fornitura rara, movimientos, etc. Lo que sea justo para ambas partes. Así me he logado hacer de algunas piezas muy bonitas.
Nunca he sido egoísta con mi escaso conocimiento técnico o de secretos del oficio, como no lo fueron mis maestros y amigos conmigo. De igual manera no me dá miero preguntar lo que no sé. Tampoco me guardo piezas de repuesto "sólo para mí" porque sé que todos necesitamos de todos. No me gustaria que me nieguen una pieza que tienen en stock y que no usan, como yo no niego lo que tengo. Quizá por eso he tenido el privilegio de sacar relojes del dehuesadero, al desfile de gala, donde un humilde reloj mecánico de hace 70 años, hace ruborizar los cuarzos multifunciones y callar a sus ignorantes propietarios. Un reloj de calidad siempre será un Quijote en estos tiempos Iscariotes.
Amigos, me despido de ustedes desde México. Les abrazo.
Saludos cordiales, amigos relojeros.
Alejandro Arvizu
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