FOLIOT (Balancín)
Conocido como
el primer órgano regulador para relojes mecánicos, el "foliot" estaba compuesto por una barra de hierro horizontal provista de dos masas ajustables llamadas reguladores y unida al eje de escape.
Esta platina de hierro era lanzada a derecha e izquierda por una rueda, la rueda de encuentro, obligada a girar gracias a su peso que colgaba sobre su eje, que actuaba sobre dos paletas colocadas en el eje del sistema.
Este conjunto se conocía como "a roue de recontre" (rueda de encuentro) o "à verge", y se convirtió en el primer escape de la historia de la relojería.
VOLANTE PENDULAR
Los relojes necesitaban otro tipo de regulador, más fiable y preciso. La solución llegaría por dos caminos muy diferentes. Por un lado por el camino del espiral, y por otro, con la aplicación del péndulo para la medición temporal.
Aunque fue Galileo el primero en imaginar y diseñar un reloj de péndulo, el mérito de la realización técnica es también de Huygens, quien mandó construir al relojero de La Haya, Salomon Coster, en 1657,
el primer reloj con volante pendular.
VOLANTE-ESPIRAL
Pero a partir de finales del siglo XVII, gracias al descubrimiento del espiral, las cosas iban a cambiar radicalmente.
Los órganos reguladores de los relojes incorporarían un nuevo conjunto : el volante-espiral.
DIAPASÓN
es una horquilla de metal u otros materiales que tiene la virtualidad de vibrar regularmente al recibir un estímulo.
Los primeros relojes electrónicos portativos llevaban como regulador un diapasón. El diapasón, estimulado por un circuito electrónico, generaba una vibración de 360 oscilaciones por segundo (360 hercios) que era transformada en movimiento circular continuo por un ingenioso mecanismo (Index Mechanism); vale la pena describirlo. Se compone de una rueda rochete de 320 dientes de talla microscópica y de dos resortes laminados a cuyos extremos hay dos paletas de rubí. Uno de estos resortes (resorte de avance o resorte index) va en uno de los brazos del diapasón; el otro (resorte de trinquete) está fijado a la platina del reloj, sobre un puente. Ambas paletas reposan, en posición correlativa, y ejercen fuerza sobre la rueda rochete. Cuando el diapasón realiza el movimiento de ida de una de sus vibraciones, el resorte que va en él empuja la rueda hacia adelante, avanzándola un diente y medio, pero el otro resorte, a causa de la contra-fuerza que ejerce, la retrotrae medio diente y, actuando como un trinquete, la bloquea en la entalladura existente entre diente y diente. De esta forma, cuando el diapasón realiza el movimiento de vuelta de su vibración, la rueda no puede desplazarse hacia atrás, al hallarse bloqueada entre dos dientes. La operación tiene lugar 360 veces por segundo, lográndose en cada una que la rueda avance un diente. Como el piñón de esta rueda engrana directamente con el rodaje del reloj, trasmite a éste un movimiento uniforme, de percepción continua; el segundero ya no recorrerá la esfera a saltitos sino de seguido, y el sonido que se oye al acercar el reloj al oído no es el tic-tac caracteristico de los relojes mecáncios, sino un agradable zumbido o vibración en "fa sostenido" parecido al del piano. Se dice también -pero no está demostrado- que produce efectos relajantes en el portador debido al campo magnético que actuaría sobre las arterias de la muñeca.