Puesta al día de la historia
Un forero que se hace llamar Tarzán, residente en Majadahonda, dice que tiene un Rolex Submariner, aunque le aburren sobremanera los divers y además prefiere los relojes de cuarzo. A dicho Rolex, inexplicablemente, le sobran eslabones y Tarzán se encuentra incómodo cuando lo lleva. Como consecuencia de ello, sueña que se lo roban, pues le está muy grande y es posible que se le caiga de la muñeca, a la vista de cualquier desalmado.
Tarzán ha pensado llevar el Rolex a una relojería, para que le quiten el eslabón que sobra, pero precisamente el día que se decide a llevarlo, resulta que da la casualidad de que es domingo, y las relojerías están cerradas. A pesar de que ya lleva mucho tiempo con el eslabón que sobra, Tarzán piensa que no puede esperar al lunes para llevarlo al relojero. De repente, se acuerda de un conocido suyo, de nacionalidad turca, que además tiene un kebab. Se trata de un tío muy mañoso, porque, además de hacer kebabs, es capaz de hacerse un peta con una sola mano. Tarzán piensa, lógicamente, que un turco que tiene un kebab y que es capaz de hacerse un peta con una mano es lo más parecido a un relojero que puede encontrar en Majadahonda un domingo, así que, ni corto ni perezoso, decide irse al kebab a tomarse uno y a pedirle al turco que le quite el eslabón del Rolex.
Pero hete aquí que el turco en cuestión, a pesar de hacerse petas con una sola mano, resulta que no es tan mañoso como su habilidad hacía pensar, y al quitarle el eslabón al Rolex resulta que se deja un tornillo asomando por nosedónde. Ni corto ni perezoso, el turco del kebab y del peta coge un martillo y le pega un martillazo al Rolex que lo deja mareado. Como consecuencia del martillazo, se rompe el tornillo que asomaba por nosedonde, y no hay más remedio que prescindir de dicho tornillo y quitarle al Rolex un eslabón más.
Pero Tarzán tiene la mala suerte de que, con dos eslabones menos, el Rolex le aprieta demasiado en su gruesa muñeca. Quiere volverle a poner uno de los eslabones, pero desconoce el lugar en el que puede adquirir un tornillo. Preocupado por si el Rolex le pudiera taponar las venas de la mano y producrle gangrena, decide plantear en un foro de relojes todas sus inquietudes relojeriles, esperando la ayuda inestimable que los expertos le puedan facilitar a tan graves e interesantes problemas.
Ante la absoluta imposibilidad de resolver su grave problema a través del foro (pues es, realmente, un problema de expertos de verdad, no como los que hay aquí), Tarzán llama a su amigo Lucho, el cual dispone de una correa de Tag Heuer que le sobra. Ni corto ni perezoso, Tarzán le pide la correa a Lucho, porque es una correa que mola mucho al ser de Tag Heuer, y se la planta al Rolex, aunque no pegue ni con cola. ¿Para qué va a ir Tarzán al relojero para que le ponga un tornillo en el armis del Rolex?. Es evidente que un Rolex queda muchisimo mejor con una correa de Tag Heuer, con su hebilla correspondiente que nada tiene que ver con la de Rolex.
Sin embargo, una vez solucionado el problema de forma inteligente, le vuelve a surgir otro que aún no sabe cómo solucionará. Tarzán tiene una esclava de oro que le regaló su novia, pero tiene el problema de que le roza con el reloj y se lo raya. ¿Se cambiará tarzán la esclava a la otra muñeca?. ¿Permanecerá la esclava de Tarzán en la misma muñeca que la de el reloj, ocasionándole un tercer problema aún mayor - si cabe - que los anteriores?.
Continuará ...
P.D. Voy a ver si busco a un productor de culebrones, para que Tarzán le pueda vender la historia.