Todos lloramos. Algunos lloran hacia adentro y no se les nota, algunos hacia afuera y lo podemos ver,
pero de alguna forma todos lloramos; por tristeza, por alegría, por impotencia, por enojo, por desesperación...
A veces en lo peor de la batalla lloras para dar un respiro a tu alma y poder seguir luchando.
Pero tarde o temprano, de una forma u otra, por la razón que sea: Todos lloramos.
Esta batalla actual, contra un enemigo silencioso e invisible que se vale del cariño que nos expresamos,
que se vale de un apretón de manos a un amigo, de un abrazo al hermano o al abuelo, se vale de un beso
a tus hijos o a tus padres o se vale de un simple saludo para matar a las personas que mas aprecias de tu
familia o comunidad; ante un enemigo tan cruel que mata lenta y dolorosamente a nuestros ancianos,
a nuestros amigos, a nuestros medicos y enfermeras, ante un enemigo así creo que solo podemos orar y llorar...
En esta batalla no hay balas, ni explosiones, pero hay calles vacías por donde solo transitan camiones cargados de cuerpos
y como en la guerra esos cuerpos son siempre de los seres mas queridos de alguien.
Quédate en casa... Y creo que: Se vale llorar... ¿No?...