Yo estaba trabajando cuando mi esposa llamó. Mi secretaria relató el mensaje que un avión se había estrellado contra una de las torres gemelas. Pensé en la avioneta que se había estrellado contra el edificio Empire State en Nueva York, y no me preocupé mucho. Sin embargo, cuando mi esposa volvió a llamar anunciando un segundo avión estrellado contra la otra torre gemela, entonces supe que era un ataque terrorista. Cerramos la oficina al acabar con nuestros clientes, agarré mi pistola del escritorio y me dirigí a casa. Allí en la TV vi el horror de los cuatro aviones y los saltos al vacío de personas desesperadas y decididas a no morir en el incendio, y finalmente el derrumbe de las torres. Me sentí profundamente deprimido, enfurecido y dispuesto a no permitir que nada ni nadie intente destrozar la felicidad y bienestar de mi familia. Han sido varios los sucesos más contundentes en la historia de esta nación que se han plasmado en su conciencia y unido al país: el bombardeo a Pearl Harbor, el asesinato del presidente John F. Kennedy y los sucesos del 11 de septiembre, 2001. Segun todos los contemporáneos se recuerdan donde estaban al saber la noticia, nunca olvidaré donde estaba ni mis sentimientos al conocer lo sucedido. Todos los americanos estuvieron horrorizados, tristes, consternados, indignados y se unieron como una nación. Me recuerda la frase de Yamamoto indicando que no se debía invadir los Estados Unidos pues había un rifle detrás de cada hoja de hierba. Por eso están todavía en guerra contra el terrorismo donde quiera se encuentre.