• NORMAS GENERALES PARA TODOS LOS FOROS Y SUB-FOROS

    La participación en el foro de ForodeRelojes.es es totalmente GRATUITA, si bien implica la aceptación de todas y cada una de las normas y condiciones que se detallan a continuación:

    1. Los contenidos de los temas y/o mensajes publicados serán responsabilidad única y exclusiva de su autor.

    2. ForodeRelojes.es se reserva el derecho de modificar el nombre de usuario (nick) de aquellos miembros, que por razones de mal gusto pudieran estar en uso. No se podrán utilizar nicks (apodos) que hagan mención a espacios comerciales propios o de terceros (por ej.: relojeriapepe.com), o que contengan direcciones e-mail.

    3. ForodeRelojes.es se reserva el derecho a expulsar temporal o permanentemente del foro, y sin que medie previo aviso, a quienes incumplan estas normas.

    4. ForodeRelojes.es se reserva el derecho de interrumpir o cesar este servicio en Internet en cualquier momento y sin obligación de aviso previo.

    5. En el foro ForodeRelojes.es no se permite el uso de lenguaje soez, discriminatorio, ofensivo, amenazante, insultante, objeto de acoso o humillante para las personas. Cualquier usuario que utilice un lenguaje descalificador o fuera de tono hacia otros miembros o personas -sean o no de este foro-, será suspendido temporalmente la primera vez, por un tiempo que puede oscilar entre los 7 y los 30 días, según la gravedad de sus actuaciones (que serán valoradas por el equipo de moderación). En el supuesto de que un usuario reincidiese en la misma situación, será suspendido de modo definitivo en el uso y acceso de este foro.

    6. Están terminantemente prohibidas todas la manifestaciones, actuaciones o contenidos gráficos que sean contrarios a la legislación vigente.

    7. No se permitirá ningún tipo de referencia, publicidad, etc. relacionada con las denominadas FALSIFICACIONES o RÉPLICAS, salvo en las situaciones en que se pudiera desarrollar una comparativa que se realice para salvaguardar los intereses de los usuarios y en evitación de una posible estafa.

    8. En ForodeRelojes.es NO SE REALIZAN TASACIONES ni valoraciones de relojes. Los anuncios publicados con este fin podrán ser eliminados o editados. En relojería los términos ANTIGUO y ORO raramente son sinónimos de TESORO o FORTUNA.

    9. No se permite publicitar productos, servicios, empleos o la publicación de mensajes con fines de lucro.

    10. No se permitirán rifas ni sorteos. Para compras conjuntas, concursos e iniciativas similares, el promotor deberá enviar previo a la publicación una solicitud detallada de las intenciones, procedimientos, plazos, premios y reglas, al administrador general del foro, quien tiene la facultad de aprobarla o denegarla, según el caso. Si después de aprobada se dieren problemas y malos funcionamientos, tiene también la facultad de cerrar el asunto solicitado en cualquier momento si lo considera perjudicial para el foro o sus miembros.

    11. Para colocar en la firma de usuarios un vínculo a otros sitios web de naturaleza comercial, deberá solicitarse la correspondiente autorización al Administrador, quien remitirá al solicitante las condiciones y valorará su autorización o denegación.

    12. En las firmas, avatares u otros elementos asociados al perfil de usuario, no se permitirán textos ni elementos gráficos que puedan resultar de mal gusto, soeces, con matices religiosos o políticos, o que puedan incitar (de forma manifiesta o velada) a cualquier tipo de provocación.

    13. Está prohibido publicar material y/o contenido que pudiera incitar o hacer apología de actos violentos, terroristas, racistas o pedófilos.

    14. No se permite la publicación de contenidos extraidos de otros sitios webs, salvo autorización expresa de sus autores, siendo único responsable de estos actos el autor que los publique en ForodeRelojes.es. Tampoco está permitida la publicación de direcciones e-mail personales, para contactar entre usuarios se usuará la mensajería privada del foro.

    15. Están totalmente prohibidos los hilos y/o temas de contenido político y/o religioso.

    16. ForodeRelojes.es no es en ningún caso responsable de la pérdida, alteración o eliminación del contenido o información que los participantes incluyan en sus mensajes, como consecuencia de posibles fallas técnicas en los equipos y servidores de ForodeRelojes.es.

    17. ForodeRelojes.es se reserva el derecho de supervisar el foro y los moderadores se reservan el derecho de no publicar (o eliminar después de su publicación) aquellos contenidos propuestos por los usuarios que no respondan estrictamente a los objetivos del foro y a los parámetros establecidos en las presentes normas. La moderación de temas y contenidos puede ser realizada en cualquier momento posterior a la publicación de los mensajes en el foro de ForodeRelojes.es.

    18. Todos los contenidos que los usuarios publiquen en ForodeRelojes.es son otorgados bajo licencia Creative Commons BY-NC-SA, salvo que el autor exprese lo contrario en cada mensaje que publique.

    19. ForodeRelojes.es, a su exclusivo criterio, se reserva el derecho a modificar o ampliar las presentes normas, asumiendo cada usuario el compromiso de revisarlas de forma periódica, a fin de adquirir conocimiento de las posibles modificaciones que pudieran realizarse desde su ingreso.

    20. Todos los participantes aceptan en forma expresa que ForodeRelojes.es y/o sus organizadores no serán responsables en modo alguno por el contenido o información de los mensajes, las opiniones y comentarios de los participantes del foro, y tampoco por los daños, directos o indirectos, incidentales, especiales, consecuenciales, lucro cesante ni ningún otro que pudieran sufrir los usuarios de este servicio por el material, información o manifestaciones transmitidos a través del mismo, como así tampoco serán responsables por la difamación, ofensa, injuria, calumnia, conducta amenazadora, obscena discriminatoria o ilegal, daños y/o perjuicios causados por parte de usuarios de este servicio, ni por la violación de derechos intelectuales, de marca, publicidad por parte de cualquier usuario, o cualquier otro daño por cualquier otra causa relacionada directa o indirectamente con el uso de este servicio de foro.

Centro Relojero Pedro Izquierdo

Una sonRISA, mal nunca viene

Claudio

Baneado
Sí, ya sé que debería haber puesto este "aporte" en el hilo que inicié con el nombre de "El reloj en la Literatura". Quizá lo haga en un posterior momento. Pero ahora le he querido dar un poco de "libertad", para que no quede "encorsetado" con tal susodicha etiqueta.
Este es un retazo de la obra "El gaucho Florido. La novela de la estancia cimarrona y del gaucho crudo”, de Carlos Reyles, 1932.) Espero que su lectura os haga, al menos, sonreír, como a mí me ha hecho.

[…]- Y vos, ¿qué te vas a comprar esta güelta? -le preguntó Florido al negro.
Éste reflexionó breves instantes y respondió:
- ¿Yo?..., otro reló.
- ¿Y pa' qué querés dos reló?
Juan repuso gravemente:
- Pa' alternar en la sociedá.
Sus tres compañeros se echaron a reír como si les hicieran cosquillas. Florido, pegándole un amistoso manotazo que casi lo tumba, exclamó:
- ¡Negro bárbaro! Pa' eso con uno tenés de sobra.
- Despasito por las piedras -replicó el negro riendo también y accionando con las manos abiertas y tiesas como pantallas-, antes de condenar el jues escucha. Oigamén y vean si rumbeo o no rumbeo. Cuando un pobre negro como yo va bien empilchau y tiene reló de plata tuito el mundo le da el don, aunque al llegar a los ranchos lo inviten a pasar a la cosina y no a la sala por el aquel de que es negro. Pero si está entre los mirones en la puerta de un bailongo y pela, como quien no quiere la cosa, reló de oro, las chinas se le vienen como moscas al dulce y le disen que dentre. Yo quiero tener dos reló, uno, el de plata, pa' mirar la hora, y el de oro pa' dentrar. :guiño:Tengo entendido que el presumir no es pecau.
Florido, Zabana, Mansilla y Viraqué lo manotearon y sacudieron en señal de aplauso, mientras Juan de Dios reía orgulloso de sentirse tan bárbaro.
- ¿Y vos, Viraqué, qué te vas a comprar?
- No tengo hecha mi elesión tuavía. Dispués que cobre veré. Quisiera no comprar nada y amontonar riales, porque ya voy pa' los cuarenta. Siempre me digo lo mesmo, hay que juntar, y güelvo sin un cobre […]
 
Última edición:

Alvaro

Baneado
Muy bueno, y qué bonito el castellano apalizado por el acento argentino, escrito queda casi tan sonoro y musical como hablado...
 

Francisco L.

New member
Precioso relato, en habla pampera, que nos hace sonreir; gracias te son dadas. Y hablando de la Pampa y de Relojes, aqui te dejo este:

El relojero
por Mamerto Menapace, publicado en Cuentos Rodados, Editorial Patria Grande

De esto hace mucho tiempo. Epoca en la que todavía todo oficio era un arte y una herencia. El hijo aprendía de su padre, lo que éste había sabido por su abuelo. El trabajo heredado terminaba por dar un apellido a la familia. Existían así los Herrero, los Barrero, la familia de Tejedor, etcétera.

Bueno, en aquella época y en un pueblito perdido en la montaña, pasaba más o menos lo mismo que sucedía en todas las otras poblaciones. Las necesidades de la gente eran satisfechas por las diferentes familias que con sus oficios heredados se preocupaban de solucionar todos los problemas. Cada día, el aguatero con su familia traía desde el río cercano toda el agua que el pueblito necesitaba. El cantero hacía lo mismo con respecto a las piedras y lajas necesarias para la construcción o reparación de las viviendas. El panadero se ocupaba con los suyos de amasar la harina y hornear el pan que se consumiría. Y así pasaba con el carnicero, el zapatero, el relojero. Cada uno se sentía útil y necesario al aportar lo suyo a las necesidades comunes. Nadie se sentía más que los otros, porque todos eran necesarios.

Pero un día algo vino a turbar la tranquila vida de los pobladores de aquella aldea perdida en la montaña. En un amanecer se sintió a lo lejos el clarín del heraldo que hacía de postillón o correo. El retumbo de los cascos de caballo se fue acercando y finalmente se lo vio doblar la calle que daba entrada al pueblito: un caballo sudoroso que fue frenado justo delante de la puerta de la casa del relojero. El heraldo le entregó un grueso sobre que traía noticias de la capital. Toda la gente se mantuvo a la expectativa a la puerta de sus casas a fin de conocer la importante noticia que seguramente se sabría de un momento al otro.

Y así fue efectivamente. Pronto corrió por todo el pueblo la voz de que desde la capital lo llamaban al relojero para que se hiciera cargo de una enorme herencia que un pariente le había legado. Toda la población quedó consternada. El pueblito se quedaría sin relojero. Todos se sintieron turbados frente a la idea de que desde aquel día, algo faltaría al irse quien se ocupaba de atender los relojes con los que podían conocer la hora exacta.

Al día siguiente una pesada carreta cargada con todas las pertenencias de la familia, cruzaba lentamente el poblado, alejándose quizás para siempre rumbo a la ciudad capital. En ella se marchaba el relojero con toda su gente: el viejo abuelo y los hijos pequeños. Nadie quedaba en el lugar que pudiera entender de relojes.

La gente se sintió huérfana, y comenzó a mirar ansiosamente y a cada rato el reloj de la torre de la Iglesia. Otro tanto hacía cada uno con su propio reloj de bolsillo. Con el pasar de los días el sentimiento comenzó a cambiar. El relojero se había ido y nada había cambiado. Todo seguía en plena normalidad. El aparato de la torre y los de cada uno seguía rítmicamente funcionando y dando la hora sin contratiempo alguno.

-¡Caramba!- se decía la gente. Nos hemos asustado de gusto. Después de todo, el relojero no era una persona indispensable entre nosotros. Se ha marchado y todo sigue en orden y bien como cuando él estaba aquí. Otra cosa muy distinta hubiera sido sin el panadero. No había porqué preocuparse. Bien se podía vivir sin el ausente.

Y los días fueron pasando, haciéndose meses. De pronto a alguien se le cayó el reloj, y aunque al sacudirlo comenzó a funcionar, desde ese día su manera de señalar la hora ya no era de fiar. Adelantaba o atrasaba sin motivo aparente. Fue inútil sacudirlo o darle cuerda. La cosa no parecía tener solución. De manera que el propietario del aparato decidió guardarlo en su mesita de luz, y bien pronto lo olvidó al ir amontonando sobre él otras cosas que también iban a para al mismo lugar de descanso.

Y lo que le pasó a esta persona, le fue sucediendo más o menos al resto de los pobladores. En pocos años todos los relojes, por una causa o por otra, dejaron de funcionar normalmente, y con ello ya no fueron de fiar. Recién entonces se comenzó a notar la ausencia del relojero. Pero era inútil lamentarlo. Ya n estaba, y esto sucedía desde hacía varios años. Por ello cada uno guardó su reloj en el cajón de la mesa de luz, y poco a poco lo fue olvidando y arrinconando.

Digo mal al decir que todos hacían esto. Porque hubo alguien que obró de una manera extraña. Su reloj también se descompuso. Dejó de marcar la hora correcta, y ya fue poco menos que inútil. Pero esta persona tenía cariño por aquel objeto que recibiera de sus antepasados, y que lo acompañara cada día con sus exigencias de darle cuerda por la noche, y de marcarle el ritmo de las horas durante la jornada. Por ello no lo abandonó al olvido de las cosas inútiles. Cierto: no le servía de gran cosa. Pero lo mismo, cada noche, antes de acostarse cumplía con el rito de sacar el reloj del cajón, para darle fielmente cuerda a fin de que se mantuviera funcionando. Le corregía la hora más o menos intuitivamente recordando las últimas campanadas del reloj de la iglesia. Luego lo volvía a guardar hasta la noche siguiente en que repetía religiosamente el gesto.

Un buen día, la población fue nuevamente sacudida por una noticia. ¡Retornaba el relojero! Se armó un enorme revuelo. Cada uno comenzó a buscar ansiosamente entre sus cosas olvidadas el reloj abandonado por inútil a fin de hacerlo llegar lo antes posible al que podría arreglárselo. En esta búsqueda aparecieron cartas no contestadas, facturas no pagadas, junto al reloj ya medio oxidado.

Fue inútil. Los viejos engranajes tanto tiempo olvidados, estaban trabados por el óxido y el aceite endurecido. Apenas puestos en funcionamiento, comenzaron a descomponerse nuevamente: a uno se le quebraba la cuerda, a otro se le rompía un eje, al de más allá se le partía un engranaje. No había compostura posible para objetos tanto tiempo detenidos. Se habían definitiva e irremediablemente deteriorado.

Solamente uno de los relojes pudo ser reparado con relativa facilidad. El que se había mantenido en funcionamiento aunque no marcara correctamente la hora. La fidelidad de su dueño que cada noche le diera cuerda, había mantenido su maquinaria lubricada y en buen estado. Bastó con enderezarle el eje torcido y colocar sus piezas en la posición debida, y todo volvió a andar como en sus mejores tiempos.

La fidelidad a un cariño había hecho superar la utilidad, y había mantenido la realidad en espera de tiempos mejores. Ello había posibilitado la recuperación.

La oración pertenece a este tipo de realidades. Tiene mucho de herencia, poco de utilidad a corta distancia, necesidad de fidelidad constante, y capacidad de recuperación plena cuando regrese el relojero.

Mamerto Menapace (monje benedictino de La Pampa)

Salve.
 
Arriba