Claudio
Baneado
Sí, ya sé que debería haber puesto este "aporte" en el hilo que inicié con el nombre de "El reloj en la Literatura". Quizá lo haga en un posterior momento. Pero ahora le he querido dar un poco de "libertad", para que no quede "encorsetado" con tal susodicha etiqueta.
Este es un retazo de la obra "El gaucho Florido. La novela de la estancia cimarrona y del gaucho crudo”, de Carlos Reyles, 1932.) Espero que su lectura os haga, al menos, sonreír, como a mí me ha hecho.
[…]- Y vos, ¿qué te vas a comprar esta güelta? -le preguntó Florido al negro.
Éste reflexionó breves instantes y respondió:
- ¿Yo?..., otro reló.
- ¿Y pa' qué querés dos reló?
Juan repuso gravemente:
- Pa' alternar en la sociedá.
Sus tres compañeros se echaron a reír como si les hicieran cosquillas. Florido, pegándole un amistoso manotazo que casi lo tumba, exclamó:
- ¡Negro bárbaro! Pa' eso con uno tenés de sobra.
- Despasito por las piedras -replicó el negro riendo también y accionando con las manos abiertas y tiesas como pantallas-, antes de condenar el jues escucha. Oigamén y vean si rumbeo o no rumbeo. Cuando un pobre negro como yo va bien empilchau y tiene reló de plata tuito el mundo le da el don, aunque al llegar a los ranchos lo inviten a pasar a la cosina y no a la sala por el aquel de que es negro. Pero si está entre los mirones en la puerta de un bailongo y pela, como quien no quiere la cosa, reló de oro, las chinas se le vienen como moscas al dulce y le disen que dentre. Yo quiero tener dos reló, uno, el de plata, pa' mirar la hora, y el de oro pa' dentrar. :guiño:Tengo entendido que el presumir no es pecau.
Florido, Zabana, Mansilla y Viraqué lo manotearon y sacudieron en señal de aplauso, mientras Juan de Dios reía orgulloso de sentirse tan bárbaro.
- ¿Y vos, Viraqué, qué te vas a comprar?
- No tengo hecha mi elesión tuavía. Dispués que cobre veré. Quisiera no comprar nada y amontonar riales, porque ya voy pa' los cuarenta. Siempre me digo lo mesmo, hay que juntar, y güelvo sin un cobre […]
Este es un retazo de la obra "El gaucho Florido. La novela de la estancia cimarrona y del gaucho crudo”, de Carlos Reyles, 1932.) Espero que su lectura os haga, al menos, sonreír, como a mí me ha hecho.
[…]- Y vos, ¿qué te vas a comprar esta güelta? -le preguntó Florido al negro.
Éste reflexionó breves instantes y respondió:
- ¿Yo?..., otro reló.
- ¿Y pa' qué querés dos reló?
Juan repuso gravemente:
- Pa' alternar en la sociedá.
Sus tres compañeros se echaron a reír como si les hicieran cosquillas. Florido, pegándole un amistoso manotazo que casi lo tumba, exclamó:
- ¡Negro bárbaro! Pa' eso con uno tenés de sobra.
- Despasito por las piedras -replicó el negro riendo también y accionando con las manos abiertas y tiesas como pantallas-, antes de condenar el jues escucha. Oigamén y vean si rumbeo o no rumbeo. Cuando un pobre negro como yo va bien empilchau y tiene reló de plata tuito el mundo le da el don, aunque al llegar a los ranchos lo inviten a pasar a la cosina y no a la sala por el aquel de que es negro. Pero si está entre los mirones en la puerta de un bailongo y pela, como quien no quiere la cosa, reló de oro, las chinas se le vienen como moscas al dulce y le disen que dentre. Yo quiero tener dos reló, uno, el de plata, pa' mirar la hora, y el de oro pa' dentrar. :guiño:Tengo entendido que el presumir no es pecau.
Florido, Zabana, Mansilla y Viraqué lo manotearon y sacudieron en señal de aplauso, mientras Juan de Dios reía orgulloso de sentirse tan bárbaro.
- ¿Y vos, Viraqué, qué te vas a comprar?
- No tengo hecha mi elesión tuavía. Dispués que cobre veré. Quisiera no comprar nada y amontonar riales, porque ya voy pa' los cuarenta. Siempre me digo lo mesmo, hay que juntar, y güelvo sin un cobre […]
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