Claudio
Baneado
El otro día, de regreso a casa, de repente sentí la sensación de que algo me iba persiguiendo. Tuve que detener el coche y apartarme de la carretera, puesto que unos pequeños, pero que sabía que iban a ir a más, temblores empezaban a recorrer todo mi cuerpo. Un sudor frío empezaba a mojarme la frente y las manos. No me atreví a girarme para ver qué es lo que me estaba siguiendo. Como llevaba la cámara fotográfica a mano, hice temblorosamente una fotografía de "la cosa" por medio de su reflejo en el espejo retrovisor del coche. Tras ello, me puse de nuevo en la carretera y corrí todo lo que pude para alejarme de aquel terrorífico ser:666:. Solo cuando llegué a casa y cerré la puerta tras de mí, pude respirar tranquilo.
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