O mecánicos, vaya.
No se si coincidiréis, pero a mí me ha gustado:
El post original está sacado de timemaker.us (para que nadie se enfade y diga que he copiado, que no me deja poner enlaces aquí).
Por cierto, aprovecho para saludaros a todo/as, que aunque es la primera vez que escribo, os vengo leyendo desde hace mucho. Lo único que no me animaba a registrarme (es un palo... )
No se si coincidiréis, pero a mí me ha gustado:
Las razones del olvido de los relojes mecánicos y automáticos
Ya quedan pocos relojeros que se atrevan a meter mano a un reloj de verdad. La mayoría de ellos se han convertido en electricistas, no artesanos, y están especializados en "cambiar pilas de reloj". Antes los relojes se heredaban, ahora los hay incluso de colores, de poner y quitar. Ahora se estrena un reloj por día, y, cuando no son del color de la camisa que llevamos, o de la chaqueta, se arrojan a la basura sin más. Contaminando con sus baterías o acumuladores miles de litros de agua, llenando la tierra de metales pesados.
Los relojes de cuarzo son un buen reflejo de nuestra socidad, de nuestro modo de vida actual: siempre vamos con el tiempo justo, controlados hasta el último segundo. Los relojes mecánicos vienen de una época, sin embargo, que no dependía tanto la cantidad o exactitud del tiempo, sino la intensidad de éste.
La gente va a todas partes con el tiempo medido al milímetro, se levanta y apenas tiene tiempo de desayunar, o darle un beso de despedida a su esposa o esposo, ¡mucho menos, entonces, de darle cuerda a un reloj! Por eso los relojes mecánicos van cayendo en desuso, arrinconados por la vorágine de la forma de vida actual.
Para intentar solventar este escollo se han diseñado los relojes automáticos. Pero no son más que relojes mecánicos con un sistema para darse cuerda ellos mismos, poseyendo todo lo demás de un reloj mecánico, incluyendo una inexactitud mayor diaria respecto a uno de pila con cuarzo. Por lo tanto tampoco es lo que quieren la mayoría de las personas.
La filosofía de estas máquinas de medir el tiempo tampoco está acorde con la epoca actual. Son unas máquinas pensadas para ser reparadas, en un mundo en el que, hoy en día, todo lo que se estropea se tira y se cambia por otra cosa nueva. Son unas máquinas pensadas para durar, sin otra energía que la humana, en un mundo donde ha ganado estrepitosamente la obsolescencia programada y el estar todo el rato enganchados a un cable enchufados, o con baterías, un mundo que tiene el derroche por norma. Son, por lo tanto, máquinas fuera de su tiempo. Y por eso son, curiosamente, más atractivas para todos los que piensan que habría que replantearse muchas de las bases del mundo moderno.
Y una buena prueba de ello es que ahora los días no tienen doce horas, sino veinticuatro. Se ha impuesto la moda de la hora militar en donde hay que estar activo o dispuesto sin descanso todo el día y toda la noche. En alerta. Por si ocurre una guerra. No existe el intervalo de doce horas que marca la jornada de descanso, el fin y el principio de cada tarea. Ahora la vida familiar se mezcla con el trabajo, los niños se envían a jornadas de estudio intensivas o se les empacha de videojuegos ante las consolas para que no molesten. Ahora la vida familiar es "una molestia" y la vida social "una necesidad", cuando antiguamente, en los tiempos de estos relojes, la vida familiar era un bien diario, y la vida social un disfrute.
Sus requerimiento de mayores cuidados tampoco está muy de moda. Claro, para qué vamos a cuidar las cosas si las vamos a cambiar "dentro de poco" o "en breve". Ahora todo es digital, donde se va directamente "al asunto" sin paciencia, sin conocimientos previos.
Lógicamente, todo tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. En un mundo tecnificado el reloj de quarzo que marca la hora exacta con el segundo exacto es un bien muy necesario para mucha gente. Pero corremos el riesgo de seguir su filosofía de que todo se hace al instante, viene al instante y lo queremos al instante. El reloj mecánico en nuestra muñeca nos recuerda que a veces hay que pararse, detenerse, tomarse una pausa. Y sus segundos de atraso o su hora inexacta son una bendición que nos dice que, en esta vida, la perfección no existe. Que las cosas se pueden mejorar y que nosotros no somos la pieza fundamental sobre la que se sostiene el mundo. Que solo somos... un engranaje más. Un engranaje más.
El post original está sacado de timemaker.us (para que nadie se enfade y diga que he copiado, que no me deja poner enlaces aquí).
Por cierto, aprovecho para saludaros a todo/as, que aunque es la primera vez que escribo, os vengo leyendo desde hace mucho. Lo único que no me animaba a registrarme (es un palo... )