Estos malnacidos no se hacen una idea del destrozo que causan en las vidas de las personas. El dolor que engendran en una familia, la soledad con la que cubren a una viuda y la tristeza de un niño que pregunta "por qué papá no viene ya a casa".
Ratas cobardes y asesinas, mafiosos niñatos que se cubren con banderas, pero que lo que tratan en definitiva es de no dar un palo al agua en su vida, aunque sea a costa del dolor y el sufrimiento ajeno.
Aún recuerdo la reacción de los ciudadanos de Sevilla cuando acorralaron a uno de los asesinos del Doctor Muñoz Cariñanos en un edificio en obras. Afortunadamente para ese cobarde, lo mejor que le pudo pasar fue que llegara la policía a tiempo, porque si no, lo hubieran linchado allí mismo en una viga del edificio.
Que se pudran en la cárcel!!!