powerlifting68
New member
Primeramente enviar un saludo a todo el personal puesto que voy y vengo cuando puedo como los ojos del Guadiana.
Como indico en el título, entre pilares anda el juego, o mejor dicho: entre ruedas de pilares.
Aprovechando unos días libres he estado metiendo mano a dos cronos mecánicos que por diferentes causas no se hallaban en su mejor momento de funcionamiento.
El primero de ellos es la versión de Colomer & Sons del crono manual con movimiento Sea-Gull ST-19, o sea, éste:
Al mismo se le soltaron ambos pulsadores sin apenas darle uso. Después comprobé que en esta versión se habían manipulado los mismos para añadirles una junta tórica a mayores (este modelo anuncia 5 atm. frente a las 3 atm. del original y más conocido de las FF.AA chinas 1963), colocándoles unas abrazaderas de sujeción de dudosa calidad. Por ello se las he sustituido y ya de paso, aprovechando la extracción del movimiento de su caja, he procedido a limpiar los múltiples virutas metálicas (como del cromado de piezas) que inundaban todo el interior). Aquí el ya famoso mecanismo:
Significar que este reloj tiene una excelente marcha y la única pega que le he hallado es, a parte de la mala calidad de acabados, el escaso freno de la trotadora cuando se detiene la misma durante su funcionamiento (entre lapsos) pues un movimiento normal de muñeca hace variar su posición. Por lo demás, buen reloj para su precio con increíble estética vintage.
Del otro "tullido" ya comenté en un post anterior acerca del cúmulo de despropósitos y mala suerte que lo ha rodeado; se trata de este crono automático, también dotado de rueda de pilares, ahí va:
Aquí sus tripas:
La avería en este caso era un tanto peliaguda puesto que había que sustituir el volante por rotura de uno de sus pivotes. Decir que no es tan fácil que se rompa un pivote. Éste se dañó cuando estampé el reloj contra el suelo al intentar cogerlo al vuelo -en acto reflejo- cuando se me caía al abrochármelo. O sea, el golpe no fue el de una simple caída sino el de arrojarlo contra el suelo. No sé si en esta foto se apreciará la ausencia del pivote inferior. (A modo de curiosidad véase que las anotaciones en la hoja que aparece lo son a propósito de uno de los concursos "adivina, adivinanza" promovidos por P.I., cuyo resultado correcto (Memosail) yo había desestimado por inusual. ¡Qué zoquete soy!)
Finalmente, opté (osadamente) por adquirir el recambio y proceder...
Como ya señalé en su día, tenía pánico (los recambios de ciertas marcas no son nada baratos ni fáciles de conseguir) de que al colocarlo en el movimiento pudiera dañarlo por lo que se lo llevé a un relojero local (distinto del que me presupuestó la operación por encima del precio del S.A.T.) quien amablemente lo hizo desinteresadamente (no quiso siquiera venderme una correa para hacerle gasto). Y eso que el hombre desesperó pues no fue capaz de conseguir que el reloj marchara como Dios manda. Así que finalmente tuve que meterle mano yo mismo después, eso sí, de empaparme con todo lo publicado acerca de este controvertido movimiento y su balance de espiral libre (ahí está el quid de la cuestión).
No es tarea fácil regular este calibre puesto que hay que jugar y colocar de una forma muy determinada el extremo de la espiral que concluye mediante el pitón unida a su puente y, después de verificar su marcha (sin cronocomparador es tarea ardua), manipular los delicados tornillos tipo "microstella", que lleva instalados (2) el volante para su ajuste fino. Para ello hay que valerse de esta herramienta y usarla como es debido para no echarlo todo a perder:
Útil que tampoco es barato aunque no se trate del original preconizado por la marca sino del fabricado por Horotec.
En fin. El resultado ha sido, después de todos los berrinches, satisfactorio y aunque no ha sido barato, he podido eludir -de momento- el sablazo de la marca oficial y algún que otro y disfrutar de este gran reloj (que tiene una estabilidad de marcha increíble). Eso sí, cuando dentro de unos años lo requiera lo más sensato será enviarlo a un taller oficial, más que nada porque lo devuelven auténticamente de re-estreno y porque para los aficionadillos estos relojes de cierto valor es mejor dejárselos a los profesionales.
Aquí, ambos juntitos y sincronizados:
Nada más que decir por el momento salvo desearos un feliz fin de semana.
Como indico en el título, entre pilares anda el juego, o mejor dicho: entre ruedas de pilares.
Aprovechando unos días libres he estado metiendo mano a dos cronos mecánicos que por diferentes causas no se hallaban en su mejor momento de funcionamiento.
El primero de ellos es la versión de Colomer & Sons del crono manual con movimiento Sea-Gull ST-19, o sea, éste:
Al mismo se le soltaron ambos pulsadores sin apenas darle uso. Después comprobé que en esta versión se habían manipulado los mismos para añadirles una junta tórica a mayores (este modelo anuncia 5 atm. frente a las 3 atm. del original y más conocido de las FF.AA chinas 1963), colocándoles unas abrazaderas de sujeción de dudosa calidad. Por ello se las he sustituido y ya de paso, aprovechando la extracción del movimiento de su caja, he procedido a limpiar los múltiples virutas metálicas (como del cromado de piezas) que inundaban todo el interior). Aquí el ya famoso mecanismo:
Significar que este reloj tiene una excelente marcha y la única pega que le he hallado es, a parte de la mala calidad de acabados, el escaso freno de la trotadora cuando se detiene la misma durante su funcionamiento (entre lapsos) pues un movimiento normal de muñeca hace variar su posición. Por lo demás, buen reloj para su precio con increíble estética vintage.
Del otro "tullido" ya comenté en un post anterior acerca del cúmulo de despropósitos y mala suerte que lo ha rodeado; se trata de este crono automático, también dotado de rueda de pilares, ahí va:
Aquí sus tripas:
La avería en este caso era un tanto peliaguda puesto que había que sustituir el volante por rotura de uno de sus pivotes. Decir que no es tan fácil que se rompa un pivote. Éste se dañó cuando estampé el reloj contra el suelo al intentar cogerlo al vuelo -en acto reflejo- cuando se me caía al abrochármelo. O sea, el golpe no fue el de una simple caída sino el de arrojarlo contra el suelo. No sé si en esta foto se apreciará la ausencia del pivote inferior. (A modo de curiosidad véase que las anotaciones en la hoja que aparece lo son a propósito de uno de los concursos "adivina, adivinanza" promovidos por P.I., cuyo resultado correcto (Memosail) yo había desestimado por inusual. ¡Qué zoquete soy!)
Finalmente, opté (osadamente) por adquirir el recambio y proceder...
Como ya señalé en su día, tenía pánico (los recambios de ciertas marcas no son nada baratos ni fáciles de conseguir) de que al colocarlo en el movimiento pudiera dañarlo por lo que se lo llevé a un relojero local (distinto del que me presupuestó la operación por encima del precio del S.A.T.) quien amablemente lo hizo desinteresadamente (no quiso siquiera venderme una correa para hacerle gasto). Y eso que el hombre desesperó pues no fue capaz de conseguir que el reloj marchara como Dios manda. Así que finalmente tuve que meterle mano yo mismo después, eso sí, de empaparme con todo lo publicado acerca de este controvertido movimiento y su balance de espiral libre (ahí está el quid de la cuestión).
No es tarea fácil regular este calibre puesto que hay que jugar y colocar de una forma muy determinada el extremo de la espiral que concluye mediante el pitón unida a su puente y, después de verificar su marcha (sin cronocomparador es tarea ardua), manipular los delicados tornillos tipo "microstella", que lleva instalados (2) el volante para su ajuste fino. Para ello hay que valerse de esta herramienta y usarla como es debido para no echarlo todo a perder:
Útil que tampoco es barato aunque no se trate del original preconizado por la marca sino del fabricado por Horotec.
En fin. El resultado ha sido, después de todos los berrinches, satisfactorio y aunque no ha sido barato, he podido eludir -de momento- el sablazo de la marca oficial y algún que otro y disfrutar de este gran reloj (que tiene una estabilidad de marcha increíble). Eso sí, cuando dentro de unos años lo requiera lo más sensato será enviarlo a un taller oficial, más que nada porque lo devuelven auténticamente de re-estreno y porque para los aficionadillos estos relojes de cierto valor es mejor dejárselos a los profesionales.
Aquí, ambos juntitos y sincronizados:
Nada más que decir por el momento salvo desearos un feliz fin de semana.